Catorce centésimas en 55 años para Araceli Menduíña

Juegos Paralímpicos | Remo

La veterana canguesa y debutante en unos Juegos Araceli Menduíña se quedó en la cuarta plaza en la cita de París

Araceli Menduíña avanza ayer en la final de los Juegos Paralímpicos de París para terminar en la cuarta posición.
Araceli Menduíña avanza ayer en la final de los Juegos Paralímpicos de París para terminar en la cuarta posición.

Una final paralímpica a los 55 años de edad. Una debutante pasado el medio siglo. Araceli Menduíña se clasificó ayer para la lucha por las medallas en los Juegos Paralímpicos de París y rozó la medalla. ¿Qué son 14 centésimas en 55 años? Pues es la diferencia entre subir al podio y quedarse en la cuarta posición (el chocolate). En todo caso, la canguesa se mostró satisfecha al terminar. “Estoy contenta, estoy muy contenta”, afirmó.

Es el autoconvencimiento de un deportista que lo dejó todo en la pista de velocidad de slalom de Vaires-sur-Marne. Cuando se pone todo en el agua, no hay para más. Y así sucedió en París porque Araceli Menduíña es veterana en el mundo de la piragua, lleva toda una vida en el Ría de Aldán y su trayectoria también es longeva. Acumula pruebas internacionales, sobre todo de larga distancia, y alguna medalla máster. Incluso, como monitora, guió en las primeras paladas a dos niños llamados David Cal y Teresa Portela, ahora auténticas leyendas del deporte. Por aquel entonces, sucedió una lesión fea, de esas que pocas veces se observan. Fractura de tobillo con la cabeza de la tibia destrozada al punto de quedar fijado el tobillo.

Araceli Menduíña nunca se bajó de la piragua ni del Ría de Aldán. Como otros muchos, la vida estableció idas y venidas, las que marca el trabajo o la maternidad. Siempre compitió, pero nunca en la versión de paracanoe. De hecho, cuando se lesionó apenas se mencionaba la especialidad y después nunca pensó que ese tobillo, siempre limitante pero ya acostumbrada a él, le permitiría participar en unos Juegos Paralímpicos.

La descubrió Sonia Molanes, otra exolímpica canguesa, cuando Araceli ya estaba por encima de los cincuenta años y, en un par de ellos, se adaptó al sprint desde la competición de maratón, su habitual. Sacó el pasaporte olímpico y ayer obtuvo la cuarta plaza con ese tiempo de 48.93, a 14 centésimas del 48.79 de la alemana Felicia Laberer (23 años). Más lejos estuvieron el oro y la plata de la británica Laura Sugar (33) y la francesa Neila Barbosa (25). Edades de máximo rendimiento deportivo, lejos de la herocidad realizada por Araceli Menduíña, que peleó con deportistas que están en los años de sus hijas y se quedó a esas 14 centésimas de batirlas. Contra todo lo que indica el orden natural de las cosas.

Lo que sucede es que la trayectoria de Araceli Menduíña va en contra de todo lo pensado o planificado. Llegó al paracanoe absoluto cuando ya estaba en las categorías de veteranos en el piragüismo convencional. Y, en ese romper el orden natural de las cosas, puede mantenerse en activo como en los últimos treinta años y, contra la lógica, batir a las jóvenes en Los Ángeles. ¿Quién sabe? Nadie podía decirle a Araceli Menduíña hace un lustro que iba a debutar en unos Juegos Paralímpicos en París, el nivel máximo, a los 55 años. ¿Por qué no pelear por el podio cerca de los sesenta?

Adrián Mosquera termina décimo

El rianxeiro Adrián Mosquera también afrontó ayer la competición de paracanoe VL3 200 metros para terminar en la décima posición. El barbanzano, con 50.74, se quedó a medio segundo de acceder a la final del evento olímpico en la semifinal matinal y, ya en la final B, pagó el esfuerzo para ser segundo y, por lo tanto, décimo en los Juegos Paralímpicos (52.54). El piragüismo español se despidió de la cita parisina sin lograr meter a ninguno de sus palistas en el podio. Eso sí, además de Menduíña, fue cuarto Juan Antonio Valle.

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