Por mí y por todos en la Vig-Bay

Atletismo

Manu Estévez finalizó la media maratón seis años después de ser diagnosticado de leucemia y correrla

Manu Estévez concluyó la Vig-Bay seis años después de ser diagnosticado de leucemia.
Manu Estévez concluyó la Vig-Bay seis años después de ser diagnosticado de leucemia.

Duele el cuerpo, pero el alma y el corazón están llenos de orgullo. Es el caso de Manu Estévez, unas horas después de terminar la Vig-Bay con cuarenta años. Y, concretamente, seis después de conocer que padecía una leucemia. “Me la diagnosticaron dos días antes y la corrí igual. Le pregunté a la doctora, le dije que hasta ese momento estaba entrenando y lo hice. Eso sí, más suave porque me comentaron que fuera con cuidado”, rememora el deportista popular. En aquel momento tenía 34 años y ahora regresó a los 40. “Ya no recupero como antes”, admite.

Tras aquella edición, comenzó todo el proceso para combatir el cáncer. Una leucemia dura y con momentos muy complicados. Pasaron y “ahora, en 2025, pude volver a correrla. El año pasado estaba anotado pero un virus que pillé ese fin de semana no me dejó, pero este año sí”, explica Manu Estévez. En su caso, se mantuvo activo durante todo el proceso de la enfermedad: “En todo momento hice deporte, entre quimios y todo. Siempre intenté mantenerme activo. Había días en los que el cuerpo me permitía hacer algo y sí que intentaba estar activo”.

No obstante, le proceso no resultó lineal y conllevó instantes duros, realmente complicados de salud. Uno de ellos desembocó en un trasplante de médula ósea porque “se me formó un linfoma”. La intervención resultó clave, ya que “el trasplante era mi única salvación. Por eso colaboro con Asotrame para intentar impulsar la donación de médula porque para gente con mi caso es la única oportunidad. Mi hermana no era compatible y lo que queda es acudir a un banco de donantes”, explica el corredor.

El trasplante era la única solución para curarme; por eso soy ahora voluntario de Asotrame"

Por ello, ahora corre por dos motivos, uno de ellos es mostrar que “una persona trasplantada puede hacerlo y continuar con una vida normal”. Y, el segundo, como voluntario de la asociación Asotrame, impulsar la donación de médula ósea: “Es algo que no cuesta nada porque se hacen las pruebas por saliva o sacando un tubo de sangre. No es nada invasivo y, si en algún momento sale un paciente compatible, es cuando te hacen más cosas. Pero sólo si aparece esa persona. No es algo que cueste y, cuantos más donantes haya, hay más opciones de poder ayudar a alguien. Aunque te anotes, igual nunca te llaman. A mí me salió un donante compatible en Alemania. Todo lo que pasé estos años me dio fuerzas para luchar por esto”.

Lo salvó el trasplante de médula y el covid estuvo cerca de tumbar a Manu Estévez en 2022. “Tuve un proceso difícil con una parada cardiorespiratoria y tres meses encamado. Llegué a perder 20 kilos y el proceso de rehabilitación fue muy complicado. Tuve que volver a aprender a andar y fueron unos meses duros con una entrenadora personal que venía a mi casa y todo”, relata. Todo sucedió porque “sufrí el covid y, al estar inmunodeprimido, me causó muchos problemas. Se me reactivo el Eich (enfermedad injerto contra huésped) en fase aguda y me llevó a un falló multiorgánico. Fue bastante crítico”.

Me pilló el covid inmunodeprimido, sufrí una parada cardíaca y pasé tres meses encamado"

A partir de ahí, comenzó una lenta y dura recuperación en la que todavía está inmerso con revisiones cada dos meses. “El Álvaro Cunqueiro es mi segunda casa”, bromea el deportista. Antes de correr el domingo la Vig-Bay, “hace año y medio hice la primera media maratón, la 21 de Vigo, que la cubrí en el 23 y el 24, pero la Vig-Bay es especial porque aquí fue el lugar en el que empezó toda esta historia. La salida resultó emocionante porque corro con mi grupo de amigos de siempre y resultó especial. Hubo mucha emoción. Pasé por momentos duros, pero soy voluntario de Asotrame y ahí pensaba en tener que llegar por mí, pero por toda la gente trasplantada y por dar visibilidad a que la gente se haga donante".

En los tiempos duros de tratamiento, Manu Estévez, explica que “lo que más se notaba era en la fatiga, que llega mucho antes. Después, había días en los que me levantaba y no podía doblar los dedos. Al andar y correr, me dolían las articulaciones”, relata. Como consecuencias tras superar todo el proceso de la enfermedad, asegura que “ahora me duele más el cuerpo tras un esfuerzo, pero supongo que también tiene más que ver con la edad. Ahora estoy pensando más en ir al fisio que en volver a correr”, describe el corredor.

El momento de la salida fue muy emocionante, pasé instantes duros, pero pude llegar"

Un esfuerzo y unos dolores que merecen la pena para difundir la donación de trasplante de médula, ya que “lo que se pretende es que la gente conozca esto y se vea que es muy sencillo. Somos unos cuantos que nos hemos salvado gracias a esto”.

En lo personal, tras la leucemia, admite que “al equipo de sanidad de hematología del Cunqueiro les tengo un cariño enorme. Los médicos hacen un gran trabajo y, después, las enfermeras y auxiliares pasan muchas horas contigo. Hacen su labor y un poco de psicólogos". Es el extraordinario valor de la sanidad pública, que siempre está cuando se precisa y que necesita apoyos como la donación de médula.

La Vig-Bay 2026 se celebrará el 12 de abril

La organización de la Vig-Bay se encuentra en una resaca feliz de la edición de 2025 y el día siguiente a la prueba es de mucho trabajo para resolver todos los cabos sueltos de una competición con 5.700 corredores. No obstante, el balance es totalmente satisfactorio porque “apenas se registraron incidentes. En el puesto de mando avanzado íbamos controlando todo y salió a la perfección”, explica Pilar Ruíz. En su caso, pese a que lleva desde el inicio en la organización, todavía se sorprende de la eficacia del dispositivo de seguridad y también hace un buen balance por haber adelantado media hora la prueba: “Hacía calor al final, pero ese tiempo que le ganamos se notó”, indica la responsable.

Y, tras el balance, ya habla de los próximos retos. El primero de ellos es la fiesta del 25º aniversario el próximo 27 de febrero de 2026 y, el segundo, la vigésimo quinta edición de la Vig-Bay, que será el 12 de abril del próximo año. Eso sí, todavía se desconoce el formato porque la organización pensaba en recuperar la distancia maratón, que se celebró en 2019 y en 2022, pero albergan dudas por el trazado. “Si la hacemos, que implica muchas cosas, queremos variar el recorrido porque dar una segunda vuelta hasta Samil, con la subida a Mide, se hace muy dura”, explica Pilar Ruíz. Por ello, deben barajar alternativas para poder confeccionar un recorrido atractivo a la par que viable. Quedan días por delante para diseñar todo y, con maratón o sin ella, la media original y la Mini Bay, cada día con más inscritos, ya son parte segura del menú del evento. La prueba goza de una gran salud.

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