El tenis o cuando ser profesional sale a pagar y a sufrir

"Somos el tercer deporte más seguido del mundo y solo hay unos 400 tenistas que viven de ello. Es un fracaso". No es un cualquiera quien lanza esta reflexión. Es el mejor jugador de la historia del tenis. Hace muchos años que Novak Djokovic está empeñado en algo más importante que ser el hombre con más semanas como número 1 del mundo o más títulos de Grand Slam. Su batalla fuera de la pista es dejar un escenario mejor, sobre todo para los que empiezan o pasan por dificultades. Por eso creó el sindicato PTPA, que hace unos días ha demandado a los organismos rectores ATP, WTA, ITF e ITIA por prácticas abusivas.

Las cifras son claras. Solo el 17% del dinero que genera la industria acaba en el bolsillo de los tenistas. Y, lógicamente, una parte enorme de ese porcentaje es para los jugadores del top 100. De ahí para abajo, solo queda sobrevivir. ¿Puede alguien imaginarse al futbolista 200 del mundo pagando -y no poco- por jugar? Así ocurre en el tenis. “Es una salvajada”, subraya Roberto Rodríguez, extenista profesional, entrenador y la voz más autorizada sobre este juego que hay en Vigo. “Los protagonistas del deporte son los jugadores y los protagonistas del espectáculo son los espectadores. Entre ellos hay unos intermediarios que se benefician de todo esto y no son los que hacen de esta modalidad la tercera más seguida del mundo”, reflexiona el director deportivo del Club de Campo. En ese sentido, hay un dato muy explicativo: el US Open ganó en 2024 más dinero por la venta de coctelería que el montante total de los dos campeones individuales juntos.

“Lo que está claro es que lo que menos importa es el cuidado de los jugadores; esto es la selva” — Roberto Rodríguez - Extenista profesional vigués

“El que juega al tenis está loco y si no lo está, acaba estándolo”. Así se suele expresar una amiga de Róber sobre una disciplina tan hermosa como desalmada. Un jugador que ronde el puesto 500 del mundo gastará unos 70.000 euros en un año entre desplazamientos, hoteles, manutención y gastos en sueldos de técnicos y fisios . Siempre y cuando viaje solo por el circuito. Acompañado del entrenador, la cifra ya se iría algo menos del doble: unos 120.000. Si la temporada va razonablemente bien, ingresará 40.000. Si va muy bien, 50.000. “Es inviable”, reconoce Rodríguez. Esto lo sufren vigueses como Tomás Currás o Aranai Martínez Quintana, que tratan de abrirse paso en el mundillo y sufren todas estas calamidades que la PTPA ha denunciado.

Todo esto en medio de un calendario masificado de 11 meses, cambios de bola semanales que provocan lesiones, partidos que acaban a las 3 de la mañana… “Esto es la selva. Lo que está claro es que lo que menos importa es el cuidado del jugador”, expresa Rodríguez. Lo recomendable para un tenista de élite es competir 30 semanas al año. Pero la necesidad aprieta. Un jugador con ránking bajo necesita subir puestos para acceder a torneos con más premios y eso le obliga a competir durante 40 o incluso 42. De ahí, junto a ese cambio continuo de bolas, subyacen numerosas lesiones. "Y gracias que ha habido muchas mejoras en material. Pero aun así, hay muchísimos problemas de codo y de hombro", explica.

“Hay unos intermediarios que se benefician y no son los que hacen de este deporte el tercero más seguido del mundo" — Roberto Rodríguez - Extenista profesional vigués

Estas dolencias impiden al deportista saltar a la pista y, por tanto, baja puestos en la clasificación. Dicho de otro modo, deja de tener unos ingresos necesarios para paliar los gastos. A mayores, siempre cuesta recuperar el ritmo tras la lesión, por lo que las derrotas se producen con más asiduidad. Ir a un torneo a perder en primera ronda es tirar con el dinero. De ahí brota la desesperación y la ansiedad. Para este tipo de situaciones, la PTPA demanda apoyos médicos y psicológicos para los deportistas, además de más soportes económicos para jugadores de bajo ránking.

Por todo esto, Roberto y cientos de jugadores confían en que "la demanda sí llegue a algo" y que sirva para que los “cómplices” de que esto ocurra “salgan del anonimato y se vean expuestos” ante la opinión pública. "Que se judicialice es muy importante porque así se pueden empezar a depurar responsabilidades con nombres. Espero que esta denuncia sea un trampolín para que las mejoras para los jugadores se agilicen", reclama el técnico vigués. En definitiva, como dice Djokovic, para que quede un tenis mejor que el que se encontró.

"He dormido en coches y en tiendas de campaña; fuera del top 100 es así"

Salvo para los fueras de serie, vivir del tenis requiere un proceso de años que solo pueden soportar personas con mucho dinero o con mucha capacidad de supervivencia. Roberto Rodríguez lo intentó entre 1999 y 2001, pero pronto dijo basta. “No podía con la sensación de gastar el dinero de mis padres”, recuerda. “He dormido en coches, en tiendas de campaña, en aeropuertos... La vida de un jugador fuera del top 100 es así”, expresa sin inmutarse sobre su propia experiencia y la de cientos de jugadores tras un sueño.

Su intento le trajo más desazón que alegrías. "Los viajes, la soledad, la inseguridad, el no sentirte tratado como un profesional... Era duro", resume sobre aquel sueño truncado a principios de siglo, cuando estaba entre los mil mejores tenistas del mundo. "Entonces, internet no era como ahora. Pasaban unas cosas...", apunta. Y lo ejemplifica con un torneo en Turquía. "Viajé para jugar una qualy (fase previa) de 128 y habían firmado 230 jugadores. Yo tuve la suerte de entrar, pero 100 se quedaron fuera. Y la mayoría no eran turcos", rememora.

Por todos eses motivos, el mundo se ha quedado sin ver a grandes tenistas. “El tenis no me ha perdido a mí. Pero, por lo mismo que lo dejé yo, lo han dejado infinidad de jugadores que apuntaban muy alto”, reflexiona con melancolía, al tiempo que recuerda el maltrato al deportista y la necesidad de ganar partidos para sobrevivir. “El número 1 del mundo y el 500 trabajan de manera muy parecida. Hay cientos de tenistas que se dedican a esto en cuerpo y alma”, lamenta el vigués sobre un deporte que puedes llegar a amar y a odiar a partes iguales.

“Djokovic dio un paso al frente y no tenía necesidad de hacerlo”

En sus cinco años de vida, el PTPA ha crecido hasta afiliar a la mayor parte del circuito. Fue creado por el canadiense Vasek Pospisil y por Novak Djokovic, muy involucrado desde hace mucho tiempo en la mejora de las condiciones de vida de los jugadores con bajo ránking. “Dio un paso al frente y no tenía necesidad de hacerlo. Hacen falta referentes como él”, alaba Roberto Rodríguez, que, aunque no es su mayor fan cuando está dentro de la pista, sí resalta al balcánico "como persona" por su liderazgo también en la defensa de los derechos como deportistas. "Yo estuve donde están ellos. Vengo de Serbia y sé lo duro que es empezar en el tenis sin el apoyo de sponsors o de una federación fuerte", dijo alguna vez el de Belgrado. "Me consta que es un tío súper querido por ese perfil de jugador que está metido en la selva de los Futures (torneo de categoría más baja)", explica Roberto.

Por contra, el vigués se muestra algo decepcionado con Carlos Alcaraz. El murciano declaró ayer que no apoyaba la demanda de la PTPA y adoptó una postura equidistante sobre el tema. No quiso mojarse demasiado. “Su posición no ayuda”, lamenta Rodríguez. "En una cosa tendría que haber unanimidad porque el dato del 17% es irrefutable", concluye.