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Isidoro Hornillos reconoce que falló en su primera carrera en Moscú 80, pero mejoró en el relevo
Hornillos afrontó su única experiencia olímpica en Moscú 1980 y disputó dos pruebas: los 400 metros y el relevo de 4x400. 'En la primera no corrí bien, pero en la segunda sí hice lo que se esperaba de mí', reconoce el dirigente federativo, que explica que 'me tocó gestionar unas circunstancias complicadas porque nos quedamos sin entrenador a falta de un mes para la competición, por problemas con la Federación, y fueron unos Juegos un poco en soledad, desde el punto de vista de una persona que acudía por primera vez a una cita así y necesitaba apoyo'.
Porque, para Isidoro Hornillos, 'las Olimpiadas marcan la diferencia. Yo ya tenía experiencia internacional, pero ése es un escenario totalmente diferente y creo que lo pagué en mi primera actuación'.
Aun así, con su tiempo (47:45), podría haber incluso ganado alguna de las otras series que se corrieron, 'pero había un cierto desequilibrio entre unas y otras'.
Días después, en el relevo 4x400, 'corrí muy bien la primera posta. Entregué el testigo en primera posición y mantuvimos la plaza de finalistas hasta la última posta, pero tuvimos la mala fortuna de que nuestro titular Ángel Cruz, ahora redactor del 'As', se lesionó y tuvo que correr un suplente'.
Pese a todo, el peor momento olímpico se produjo cuatro años más tarde: 'En 1984 ya había obtenido la marca mínima, y contaba con más experiencia, pero vine a competir a Santiago y un martillo que se salió de la jaula, por un atleta novel y un juez que no estuvo a la altura, acabó cayéndome en el pie. Fue el momento más duro de mi carrera deportiva y tuve que decir adiós a Los Angeles'.
Las Olimpiadas de Moscú se recordarán siempre por el boicot que ejercieron Estados Unidos y otros países como protesta por la presencia militar de la Unión Soviética en Afganistán, que derivó en una guerra. Hornillos señala que 'había mucha incertidumbre porque no se sabía si España iba a ir o no,y no se supo hasta última hora. Al final fuimos, pero no con la bandera de España, sino con la del Comité Olímpico Español'.
Una vez allí, el presidente de la Gallega rememora que 'todo aquel conflicto se notaba en el ambiente. En la Villa Olímpica se comentaba mucho que eran unos Juegos sin niños porque las autoridades soviéticas se los habían llevado a todos de Moscú a campamentos se decía que para evitarles la contaminación de occidente y no se veía ni uno por las calles'. También destaca que 'entre la indumentaria oficial nos dieron unos pantalones vaqueros y la mafia venía a comprarlos para revenderlos en el mercado negro'.
Todo ello no evita que Hornillos considere que la experiencia olímpica 'me ha servido después en la vida. Ahora, cuando tengo una oportunidad, procuro aprovecharla'.
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