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El Coruxo ya ha caído de lleno sobre el botón de alarma. En un duelo clave para evitar miedos clasificatorios, se dejó remontar por el Rayo Cantabria, siendo escaso arriba y débil atrás. Tras siete jornadas sin ganar, el equipo necesita ser revivido. Hay tiempo y valía en el banquillo. Sobre el campo, un puñado de dudas.
Hay quien come por gusto y quien come meramente por alimentarse. Hay partidos de fútbol que se ven por gusto y otros por implicación sentimental. Todos son fútbol, pero los hay sabrosos y los hay insípidos. Al Coruxo le están tocando más de los últimos esta temporada. Que conste que pueden alimentar igual, pero no con la misma alegría. Los planes no acaban de cuajar y el disftute se vuelve esporádico, al mismo tiempo que el juego funciona a tirones.
Sin Gandoy en la medular, Focareta salió de acompañante de Antón de Vicente, ya con libertad para dejar el lateral derecho a Johan, que regresaba de sanción. Y en punta, una oportunidad para reencontrarse para Youssef mientras Luismi penaba en el banquillo esa falta de gol que está golpeando la autoconfianza del equipo verde.
Se sostiene que los momentos importantes no permiten florituras. Más bien es que la responsabilidad atenaza la creatividad e invitar a mecanizar casi todo, como si eso impidiese los errores. Coruxo y Rayo Cantabria están en una situacióin clasificatoria delicada y esa circunstancia se notaba. Hasta el balón parecía rodar más lento sobre un césped en estado delicado en medio de una tarde fría y, aparentemente, yerma.
Lo fueron los primeros 45 minutos, de dominio de balón del Coruxo pero sin inquietar la portería rival. El argumento más poderoso fueron dos cabezazos de Yelco desviados. Germán, el meta visitante, pasaba frío. Alberto, por lo menos, entraba en calor con sus pases largos, toda vez que ni Dani ni Jeremy lograron sorprender a la contra. Eso sí, el miedo retumbó contra el larguero de la portería viguesa en un saque de esquina aislado mediada esa primera mitad.
El primero que quiso despertarse fue el Coruxo. Con los miedos despistados tras el parón, el equipo vigués comenzó a encontrar la velocidad con balón que le es vital. Y el área de rival ya no era sólo un horizonte. Youssef tuvo la primera, pero se entretuvo; en la segunda sí acertó tras cabalgada de Chiqui y arrastras claves de Aspas y Pitu. El marcador había llegado al encuentro.
Lo malo es que tiene dos direcciones. Y cuando el Coruxo volaba hacia arriba, se olvidó de proteger su nido. En apenas dos pases, el Rayo aprovechó una de las escasas subidas de su lateral derecho, Jorrin, que puso un buen balón para que el recién entrado Delgado cabecease totalmente solo.
La herida del amor propio volvía a sangrar. La juventud de los cántabros y el hecho de jugar como visitantes favorecía su mayor despreocupación. La tuvo Youssef de cabeza antes de que los Montes decidiesen sentar a Chiqui para dar entrada a Luismi. La receta no funcionó. Y como el equipo vigués está en un momento en el que todo lo que puede ir mal irá peor, un saque de banda del rival crea un agujero en el área propia con hasta tres remates consecutivos. El tercero, de Delgado, calló O Vao.
Coruxo:
Alberto; Johan, Lucas, Andriu, Aitor Aspas (Marcos, m.81); Focareta (Erik Bugarín, m.84), Antón de Vicente; Yelco, Pitu, Chiqui (Luismi, m.71); Youssef.
Rayo Cantabria:
Germán; Jorrin, Mirapeix, Marco, Álvaro; Gete, Diego Campo, Dani González; Izan (Jorge Delgado, m.62), Jeremy (Ayoub, m.62), Dali (Mateo, m.81).
Goles:
1-0, m.56: Youssef; 1-1, m.64: Javi Delgado; 1-2, m.83: Javi Delgado.
Árbitro:
David García de la Loma. Amonestó a Pitu Doncel y al preparador físico Miguel Fontán y al visitante Mirapeix.
Incidencias:
Partido correspondiente a la vigésimo tercera jornada de Liga del grupo I de Segunda Federación disputado en el campo de O Vao, con buena entrada en las gradas.
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