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El alemán Marcel Kittel (Quick Step) se convirtió en Bergerac en el auténtico "Tirano" del sprint en la presente edición del Tour al anotarse su cuarta victoria en una jornada tranquila, de transición, que no varió la general, con el británico Chris Froome al frente.
Kittel, de 29 años, abrillantó su maillot verde con absoluta superioridad, como corresponde al actual rey de las llegadas masivas, esta vez por delante de su compatriota John Degenkolb (Trek) y del holandés Dylan Groenewegen (Lotto Jumbo). Todos con un tiempo de 4h01:00, a una media de 44 por hora.
Jornada de transición auténtica en la décima etapa, que atravesó Dordoña desde Perigueux a Bergerac a lo largo de 178 kilómetros. No hubo caídas ni incidente alguno tras el descanso. Los sprinters debían volver a escena y no faltaron a la cita.
Por contra, otra opción para los favoritos de declarar una tregua tras la batalla del pasado fin de semana. Había que restañar heridas y darle respiro al cuerpo. Froome cumplió con la ceremonia del líder un día más en espera de Pirineos. Diferencias intactas en la general, posiblemente congelada hasta mañana con la etapa de Peyragudes.
En Périgueux, ciudad de adopción de Lucien Petit-Breton, ganador del Tour 1908 y uno de los ciclistas muertos en la I Guerra Mundial, se cortó la cinta. Elie Gesbert (Fortuneo), con 22 años el benjamín del pelotón, y Yoann Offredo (Wanty), decidieron pasear el maillot adelantados al pelotón. Es la llamada escapada publicitaria, siempre mejor que pasar inadvertidos en medio de la marabunta.
A la altura de La cueva de Lascaux (km 42), que alberga el museo de arte rupestre más importante del mundo junto a Altamira, el dúo tenía 2:30 minutos, la mayor ventaja de la aventura, que terminó a 7 de Bergerac, donde se formó un sprint descontrolado, como siempre, en el que el Lotto de Greipel y el Katusha de Kristoff trataron de poner las piezas en su sitio para sus velocistas, aunque el noruego sigue sin levantar los brazos por culpa del poderío de Kittel.
Iba solo el alemán, alejado de los primeros puestos al comienzo del sprint, pero como ese león que divisa a la gacela de lejos, fue acercándose poco a poco, oliendo la victoria. Cuando Degenkolb lanzó el ataque definitivo, el ciclista de Arnstadt salió disparado, metió la directa y ganó con una facilidad asombrosa.n
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