Un equipo y una familia

Los jugadores que conocieron a Pablo Beiro (Vigo, 1962-2015) como presidente del Amfiv siguen teniendo muy presente a la persona que fundó el club vigués de baloncesto en silla de ruedas y que, con una gestión cercana y familiar, lo llevó a la máxima categoría de este deporte en el Estado español. El 28 de febrero de 2015, este viernes hará una década, Beiro fallecía a causa de un cáncer y dejaba un sentimiento de orfandad en deportistas que, desde las escuelas que creó, llegaron a ser internacionales. Nombres como Bernabé Costas, Agustín Alejos o Julio Vilas -que aún siguen en el equipo- y otros como Alberto Abalde, Vicky Alonso Vilariño o Lorenzo Envo, que continúan sus vidas por otros caminos, destacan el compromiso, la empatía y el apoyo que recibieron de un presidente tan atípico como práctico a la hora de conseguir los objetivos.

“Pablo era compromiso, trabajo y buen conciliador. Utilizó el club como una herramienta integradora para las personas con diferentes discapacidades en la vida diaria. Posteriormente, el equipo se profesionalizó y sus escuelas siguen con ese gen integrador”, resume Abalde, uno de los pocos que coincidieron con el Beiro jugador.

“Antes de que se retirara del todo, jugué un par de temporadas con él y me enseñó un montón”, recuerda Berni Costas, que destaca que Beiro “me cogió un poco debajo de su ala, me hizo de padrino y de padre dentro del baloncesto y me enseñó a saber estar, a competir, a trabajar por y para el equipo... Para mí, Pablo siempre ha sido un referente y, más que un referente, familia. Porque se preocupaba mucho por mí. Empecé a trabajar duro y si he llegado a donde he llegado ha sido todo gracias a él”.

El 30 de abril de 2017, dos años después de la muerte de su fundador, el Amfiv ganaba su primer título europeo, la Challenge Cup, y Costas, como capitán, se lo dedicaba al fallecido presidente apuntando al cielo con el dedo índice. “Teníamos esa espina clavada con Pablo y con la ciudad. En la final, estábamos todos con esa ansiedad por dedicársela a Pablo, tirábamos todos en la misma dirección y conseguir esa copa de Europa, y además en Vigo, es algo que te deja sin palabras”, explica el base del Iberconsa, que considera que “el equipo es un reflejo de lo que Pablo intentaba inculcar a la sociedad en general. Porque el Amfiv es familia y él siempre nos trató como familia. Seas de fuera o seas de casa, nos trataba a todos por igual y eso es muy complicado de conseguir a esos niveles, porque el equipo, desde que subió a División de Honor, no ha vuelto a bajar. Con lo cual, el trabajo está ahí”.

Internacional con España y medallista paralímpico, Agustín Alejos conoció a Pablo Beiro “porque era vecino mío en Canido. Mi madre y Pablo fueron compañeros de clase y desde que nací y se enteró de que tenía una discapacidad, estuvo intentando convencer a mi madre para que hiciese deporte”, rememora Alejos, que empezó en las escuelas de natación del Amfiv pero muy pronto quedó prendado del baloncesto. “Pablo era una persona que, si no lo conocías, podía parecer algo brusco por su manera de ser, pero guardaba un grandísimo corazón. Para cualquier cosa que necesitases, él estaba allí. Cuando empecé a entrenar con el primer equipo, me bajaba hasta su kiosco y me llevaba a entrenar. En aquella época, recuerdo que incluso cuando no entrenaba me llevaba. Luego, estaba por allí y me volvía a llevar a casa al acabar. Era una persona que lo daba todo sin pedir nada a cambio”, destaca el jugador del Iberconsa.

También Vicky Alonso Vilariño, internacional y paralímpica con la selección española, recuerda con cariño a Pablo Beiro. “Era un ser excepcional. Desde el primer día que comencé en el equipo, él me cuidó en todos los sentidos en los que se puede cuidar a alguien. Era muy buena persona, siempre atento con toda su gente. Me siento tremendamente afortunada por que he tenido la suerte de compartir pista de juego, de compartir las ilusiones, las alegrías y los buenos momentos de su equipo, el Amfiv”, indica Vicky.

En el equipo vigués de División de Honor continúa Julio Vilas, otro internacional y paralímpico con España, que explica que “mi tía me dijo que tenía un vecino que jugaba al baloncesto, que era Berni Costas, y me animó para que me pasara por el pabellón a la hora del entrenamiento para que lo viera y probase. Ahí conocí a Pablo, que, de primeras, era una persona que imponía mucho, que te daba mucho respeto, pero a medida que lo ibas conociendo te dabas cuenta de que era, a veces tajante y serio, pero encantador y que en todo lo que pudiera ayudarte, te iba a ayudar”.

Vilas resalta que, además del Amfiv, el legado de Beiro “es la adaptación urbanística en la ciudad, que fue gracias a él, y luego los valores que tenía: el ejercicio, el trabajo y que el hecho de tener una discapacidad no significa que no puedas hacer nada. Que hay más vida aparte de eso”.

Después de una larga trayectoria en el Amfiv, Lorenzo Envo siguió jugando en otros equipos y actualmente, con 46 años, milita en el Joventut de Badalona. “Como presidente, para mí ha sido uno de los referentes del deporte adaptado en Galicia, no sólo porque supo exponer las dificultades del día a día de las personas con discapacidad, sino porque formó parte activa en la integración de estas personas por medio del deporte. Con humildad, con trabajo, en las exhibiciones, en las charlas en los colegios y en las competiciones deportivas, Pablo fue capaz de hacernos un poco mejores a todos y acercarnos las dificultades del deporte adaptado de una manera difertente a lo que se venía haciendo en aquella época. Era un presidente muy diferente al resto, por la manera de gestionar el club, tan cercana. La visión que tenía él del proyecto Amfiv, a pesar de no estar, sigue perdurando”, indica Lorenzo, que valora que “el Pablo presidente es inseparable del Pablo persona, porque era tan cercano que casi era un amigo”.