boxeo en silla
"El combate empezó violento, pero luego me sentí cómodo"
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Simón González (San Cibrao das Viñas, 1964) regresó el pasado sábado a un cuadrilátero, más de una década después de su accidente, para fomentar el boxeo en silla de ruedas en una velada que tuvo lugar en el pabellón de Os Remedios, el recinto que vivió muchos de los éxitos del 13 veces campeón del mundo de kickboxing. El púgil ourensano afincado en Vigo firmó un combate nulo con el vallisoletano Alberto Carrión y asegura que se sintió “muy bien” pese al inicio más agresivo de su oponente, aunque descarta hacer carrera en un deporte que todavía está dando sus primeros pasos.
“La verdad es que comenzó de un modo un poco descontrolado en el sentido de que era un combate de exhibición, en el que el resultado no tenía relevancia, y me encontré con que el chico me quería arrancar la cabeza. Creo que el chaval salió un poco nervioso, no sé si por mi currículum o por qué, y yo le decía entre dientes ‘vete despacio, tranquilo’, pero nada, él venía con todo, como diciendo ‘a ver si le quito el cuello a este ourensano’. Entonces, por una parte, yo me reía un poco pensando que por qué iba tan fuerte, que no iba a aguantar, y así fue. Al acabar el segundo asalto, ya no podía por la tensión. Yo le fui trabajando, más que nada para dar una buena imagen”, explica Simón, que destaca que “al público le gustó mucho. Desde mi punto de vista en el cuadrilátero, me parecía que no había lucido, pero luego me dijeron que estuvo bien porque el rival iba con muchas ganas. Es un deporte en silla de ruedas y vamos con la intención de hacer cosas bonitas, pero sin llegar a arrancarnos la cabeza uno a otro. Pero de todas formas estuvo muy bien. Vi algunas imágenes y aportamos algunas cosas; y a la gente le gustó, que es lo importante”.
El propietario del club Simón reconoce que hubo más agresividad de lo previsto en Os Remedios. “No conectamos muchos golpes porque yo buscaba la manera de ballestear y pasar las manos para que hubiera menos. Hacía que metía un golpe, un directo, y de repente metía un coscorrón detrás de la oreja… Pero me encontré bien. Como ya tengo una experiencia, porque fue una trayectoria deportiva de muchos años y el que tuvo retuvo, lo que hice fue dejar que se desfogara un poco, como con un toro cuando sale al ruedo, que hay que desfogarlo un poco para luego poder torearlo. Fue algo similar”, apunta el púgil ourensano, que asegura que sus sensaciones sobre el cuadrilátero fueron “buenas. Al principio, un poco violentas, pero después me sentí muy cómodo. Hablaba con él y le decía ‘vete despacio, ¿no ves que no acabas de coger fuerte?’, y él me miraba con una cara como diciendo ‘será hijoputa, encima me habla’ (risas). Pero es que este deporte en silla yo no lo veía como algo violento; me gustaba más para mostrar un poco de técnica, que se pueden hacer cosas muy bonitas aunque sea en una silla de ruedas. Pero la verdad es que me gustó y lo importante es el público. Mucha gente me llamó para decirme que los dos habíamos estado muy bien”.
Finalmente, el combate se declaró nulo porque “en cuanto a la reglamentación, todavía estamos empezando y no hay nada definido. Por ejemplo, nos tuvimos que poner casco y todas las protecciones porque aún estamos desarrollando este deporte adaptado. Es una parte también positiva para que todo el mundo que tenga una carencia lo pueda hacer. Sin hacerse daño, lógicamente”, indica.
En cualquier caso, Simón González considera que la pelea cumplió sus objetivos: “Era para promocionar y dar visibilidad al hecho de que si tienes un percance en la vida, puedes buscar alternativas, sea en boxeo, en baloncesto, en tenis o en cualquier deporte que esté adaptado a silla de ruedas. Porque hay gente que piensa que ya no es útil para nada y sí que lo es. Y puede hacer cosas muy bonitas y muy buenas. Aunque tengas una lesión importante, la vida sigue”.
El próximo paso será conseguir para esa modalidad el sello paralímpico, aunque Simón no se ve reanudando su carrera. “A medida que vamos avanzando, si lo hacen bien, yo creo que se convertirá en deporte paralímpico. Evidentemente, es una ilusión, como deportista que fui, estar en esos Juegos, pero no cuaja porque ya tengo una edad y no me veo peleando con gente joven y con muchas ganas. A mí ya se me pasó el arroz (risas)”, señala el púgil ourensano, que confía en ver pronto el boxeo en silla en unos Juegos Paralímpicos.
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