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Sucede que el éxito no siempre facilita el futuro. En ocasiones, incluso, lo complica. El Club Vigo realizó una gran pasada campaña, llegando a competir por el ascenso a la Superliga. Pero ese alto rendimiento ha provocado que el largo parón entre temporadas produjese bajas de entidad en un vestuario que ha tenido que ser remozado y que el pasado lunes ya empezó a entrenar. Para paliar esas ausencias, el club ha realizado cinco fichajes nacionales y ha celebrado el regreso de dos ex como Carlos López y Luis Linares.
Porque, además de Pablo Parga en el banquillo, gran parte del seis inicial del curso anterior ya no está en Vigo. Faltan los argentinos Nicolás Robins y Marcelo Jolivot, que buscarán su segunda experiencia europea en Francia; tampoco estará Marlon Mendoza, que ya regresó a Colombia antes incluso de la fase de ascenso de la pasada campaña; tampoco estará Lucas Wunschmann, que seguirá de la mano de Parga en el San Sadurniño; y por razones de estudios dejan su puesto en el equipo Pablo Basante y Juan Ordoñez. En total, seis adioses, siete con el técnico.
La reconstrucción comenzó desde el banquillo, con Diego Taboada asumiendo el mando. Prosiguió con la continuidad de seis jugadores de la casa: Iván Sienes, Daniel Ortega, Ángel Sánchez, Aarón Molares, Francisco Dieste y Joel García; se apuntaló con los mentados regresos de Carlos López y Luis Linares; y se reforzó con cinco fichajes: los cuatro Juan Contreras (25 años) y Pau Mena (22 años), el colocador Antonio Mondejar (29 años), el central Pau Delós (19 años) y el opuesto Guillermo Salmerón (20 años). Mucha juventud.
El objetivo es, un curso más, permanecer en la Superliga 2. Y, cómo no, encontrar el ansiado patrocinador privado.
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