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Ya se sabe que las comparaciones son odiosas y, de establecerlas, conviene reseñar los matices de cada caso. Pero antes de hacerlo, se puede decir sin miedo al error que el actual Guardés de Ana Seabra, implacable líder de la Liga, se parece mucho en varios aspectos al equipo campeón de 2017 que dirigía José Ignacio Prades. Especialmente en su esencia, que es la defensa. En ambas escuadras se cumple el mismo axioma: siempre que el rival se queda por debajo de los 25 goles, la victoria está asegurada.
Es la que se conoce como ‘regla Prades’ que Ana Seabra ha hecho suya. La entrenadora portuguesa ha traído de vuelta el ADN que más éxitos ha regalado en A Sangriña tras la fallida apuesta por los tanteadores altos de Cristina Cabeza. El Guardés de la entrenadora portuguesa es líder destacado. Aventaja a Bera Bera y Málaga en cuatro puntos tras sumar 28 de 30 en juego. Dicho de otro modo, ha ganado 14 de los 15 partidos disputados. Efectivamente, en el único que perdió, contra el equipo donostiarra en A Sangriña, encajó más de 25 goles (26-27). En todos los demás, el rival quedó por debajo de esa cifra o exactamente en ella como en la pista de Morvedre (25-34) y en la de Rocasa (25-27).
La dinámica del conjunto miñoto en el curso 2016/17 fue muy similar. Incluso algo peor. A estas alturas, era segundo con 26 puntos. Había perdido en Gran Canaria (25-22) y en Donostia (28-22). En ambas pistas encajó 25 o más tantos. En sus 13 victorias, siempre por debajo, menos contra el Base Villaverde porque se dejó ir (37-26).
A partir de aquí, los matices. El más importante es que en 2017, el formato era más justo y el campeón de Liga era el equipo más regular en nueve meses. No había play-off como ahora. La escuadra de Prades, que tuvo que compaginar con Europa, no volvió a perder un partido, más allá de aquellos dos, en una segunda vuelta estratosférica que ahora aspira a replicar la de Seabra. Además, ambos conjuntos tienen un marcado carácter colectivo, dos centrales diferenciales -Estela Doiro y Cecilia Cacheda- y comparten dos jugadoras: África Sempere y Estela Carrera. Ambas saben el camino y pasa por la regla del 25: la esencia del campeón.
El Guardés oficializó el lunes la renovación de Cristina Cifuentes, que cumplirá el curso que viene su cuarto año en A Guarda. La pivote pucelana se ha adaptado a la perfección a la vida en O Baixo Miño y está plenamente identificada con el club tras irse del equipo de su vida, un Aula Valladolid del que era capitana tras pasar 17 años en su estructura.
Esta continuidad supone el pistoletazo de salida a un proceso masivo. El club ya ha mantenido contactos con toda la plantilla y su expectativa es renovar a la inmensa mayoría del grupo. No seguirá Míriam Sempere, que anunció hace unos días su voluntad de regresar a su Santa Pola natal por asuntos personales, y es posible que alguna otra jugadora salga porque el altísimo rendimiento que está ofreciendo el Guardés este año está llamando la atención de grandes clubes, que aspiran a pescar en la desembocadura del Miño. No obstante, no serán demasiadas las pérdidas. Junto a Sempere, una o dos. Tres como mucho. El resto de las integrantes apuntan a dar continuidad a la enorme fortaleza grupal de esta temporada.
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