Arde Bogotá, una fiesta de viaje de Cartagena a Madrid con sorpresas

Arde Bogotá se despide de ‘Cowboys de la A3’ por todo lo alto con una propuesta arriesgada y rompedora. Un fin de gira con cinco únicas fechas (solo quedan dos) para celebrar el éxito del grupo, que acumula seguidores sin perder su esencia. 

Con todo vendido desde hace meses y la apuesta por una única fecha la banda de Cartagena se subió al escenario del WiZink Center de Madrid el 13 de diciembre. Una noche histórica para el recuerdo de artistas y público con sorpresas.

Fiesta épica

‘Veneno’ y ‘Abajo’ fueron las primeras que hicieron enloquecer al público y con las que se presentaron Antonio García (voz y guitarra), Pepe Esteban (bajo), Dani Sánchez (guitarra), José Ángel Mercader (batería) y Pedro Quesada (guitarra). Los más de 15.000 asistentes acompañaron al grupo y participaron en el espectáculo desde el principio como uno más de la banda. 

“Bienvenidos y bienvenidas a nuestra historia, a nuestro viaje, al sueño y la ilusión de cuatro muchachos que se convirtió en el sueño y la ilusión de al menos casi cien muchachos y esperamos que sea la fiesta de bastantes miles de muchachos y muchachas”, apuntaba Antonio García.

El concierto fue un viaje de dos horas por toda la discografía del grupo, que rescató canciones como ‘Tijeras’, ‘Big bang’, ‘Nuestros pecados’ y ‘Quiero casarme contigo’, inusuales en el repertorio de sus últimos directos. Además, presentaron ‘Flores de venganza’, su último lanzamiento.

La puesta en escena le dio el punto épico a la cita con referencias al cine, al western y al rock y un gran círculo en el centro que marcaba el inicio y el final de un eclipse. 

De la potencia y desenfreno a la intimidad

El grupo derrochó energía y se mostró incansable. El vocalista de Arde Bogotá no paró de moverse ni un segundo y fueron varias las ocasiones en las que el grupo se acercó al público a través de una pasarela. Bailes y saltos que dieron paso a momentos más íntimos y emocionantes. 

Todas las voces se unieron para interpretar ‘Exoplaneta’, que, como explicaba Antonio García, es “una canción de esperanza que ocurre en un lugar titulado 571-/9A”. Un himno del grupo que dejaron cantar a los asistentes mientras contemplaban cómo el WiZink Center estaba repleto de carteles en homenaje a este tema. Los carteles, sorpresa del público a Arde Bogotá, desaparecieron y el recinto se iluminó con las linternas de los móviles. 

Viaje intenso de ocho minutos

Otro momento emocionante que puso los pelos de punta fue la interpretación de ‘La Torre Picasso’, uno de los temas más esperados por el público. 

Algo más de ocho minutos de canción que suponen un viaje en el que los instrumentos tienen momentos de mayor protagonismo. Para esta ocasión especial Dani Sánchez utilizó una guitarra de mástil.

En Madrid esta canción cobraba un sentido especial por ese estribillo que cantó todo el WiZink Center: “El plan está claro, quemar la Torre Picasso”.

De Cartagena al WiZink Center

‘Cowboys de la A3’ se ha convertido en otro de los himnos del grupo y da nombre a su segundo disco. Entre las alegrías que les ha dado al grupo de Cartagena está el ‘sold out’ en el WiZink Center. 

“Quería daros a todos y a todas las gracias por agotar de una forma ilógica las entradas para este concierto, por apoyarnos, por querernos y sobre todo por formar parte de esta cosa extraña que llamamos Arde Bogotá”, explicaba Antonio García.

Con el brillo en los ojos, el vocalista volvió a dar las gracias y se sinceró con el público. “Sobrecoge un poco enfrentarse a algo así. Somos los mismos chavales que estábamos en un polígono de Cartagena hace no tanto haciendo más o menos esto y soñando más o menos con esto”, confesaba.

Regalo sorpresa

Arde Bogotá tenía una sorpresa preparada para el público a modo de regalo de agradecimiento por el apoyo y el cariño. No acudieron solos a la cita en el WiZink Center, pero no hubo colaboraciones de artistas reconocidos.

Una banda de cuerda se instaló en la parte alta del escenario para elevar las canciones a otro nivel. Una unión de la música clásica con el rock que funcionó a la perfección y le dio un toque todavía más especial al espectáculo.

Se presentaron en ‘Virtud y castigo’ con una introducción de lo más emocionante a la que se fueron sumando las voces del público y Antonio García, la batería de José Ángel Mercader, el bajo de Pepe Esteban y las guitarras de Dani Sánchez y Pedro Quesada. 

Los asistentes siguieron coreando a capela la canción mientras José Ángel Mercader vivía su momento de protagonismo en la pasarela al poner el micrófono al público. La banda repitió el estribillo una última vez y abandonó el escenario para dejar que el grupo de cuerda se luciera.

Emoción en la recta final

Antonio García y Dani Sánchez volvieron a aparecer en el escenario. Se dirigieron al final de la pasarela e hicieron un inicio íntimo a guitarra y voz de ‘Copilotos’. Se le unió el grupo de cuerda y después el resto de Arde Bogotá. El público también participó al cantar a capela algunos versos.

‘Flor de la mancha’ fue otra de las canciones que se coló en el repertorio de este fin de gira. El vocalista del grupo tuvo un gesto romántico con el público y lanzó una flor al público que acabó con pétalos volando en la pista. 

Emoción a flor de piel con ‘La salvación’, una de las canciones más especiales que quisieron dedicar “a todos los amigos de Arde Bogotá que no llegaron a ver este concierto”. El público se dejó la voz como en el resto de canciones.

Despedida entre el público

El concierto llega a su fin con los bises. La banda abandonó el escenario y en su regreso para cerrar por todo lo alto la cita en Madrid ‘soltaron a los perros’. Antonio García fue directo a la pasarela para cantar cómplice con los asistentes ‘Los perros’ y les animó a saltar.

‘Antiaéreo’ y ‘Cariño’ pusieron el broche de oro al concierto. Como es habitual Antonio García acabó metido entre el público cantando y bailando. Su presencia provocó un movimiento en la pista buscando estar lo más cerca posible del artista.

Arde Bogotá se despidió de Madrid cumpliendo uno de esos sueños de los cuatro chavales que empezaron en un polígono de Cartagena. Una noche de éxtasis y locura en el WiZink Center que dejó al público con ganas de más. 

Los asistentes abandonaron el recinto cantando los coros de ‘Virtud y castigo’, que, como decía Antonio García, es “la canción que el público de Arde Bogotá convirtió en algo importante”. Un concierto único, inolvidable y mágico que cuesta superar.