La semana del Barcelona será también la de la junta de accionistas del Celta

La asamblea de accionistas del miércoles será la primera plenamente protagonizada por el equipo de Marián Mouriño y su filosofía de poner todo el dinero en el campo

El anterior consejo todavía presidió la junta de accionistas del pasado mes de diciembre.
El anterior consejo todavía presidió la junta de accionistas del pasado mes de diciembre.

La semana del Barcelona será también la de la junta de accionistas del Celta, que se celebrará el próximo miércoles sin sorpresas a la hora de las votaciones, pues el grupo GES de la familia Mouriño tiene todo controlado con su 67,92% de acciones que controla directamente. Por lo tanto, se aprobarán todos los puntos del orden del día referidos a las cuentas, aunque hay puntos que dejan abierta la posibilidad de alguna sorpresa.

En todo caso, será la primera junta sin presencia alguna de la anterior gestión del club. El pasado mes de diciembre, el anterior presidente, Carlos Mouriño, compareció para hacer de manera grática el relevo en el timón del club para dejarlo en manos de su hija Marián, aunque la actual presidenta realmente ya estaba al mando desde el verano anterior e incluso, oficialmente, desde el mes de septiembre. Sí faltaba la cuestión formal de aprobar los nuevos nombramientos, incluidos los nuevos consejeros de la entidad.

En esa junta, además, se aprobaron unas cuentas que, en buena medida, todavía estaban elaboradas por el anterior equipo, con Antonio Chaves en la dirección general, puesto que dejó de forma súbita en junio del pasado año, y María José Herbón en la responsabilidad financiera. De hecho, esta última todavía estaba oficialmente en el club, aunque ya no fue la encargada de presentar a los accionistas el estado económico de la entidad al encontrarse, en esos momentos, de baja. El pasado abril, tras negociar su salida, dejó definitivamente el club.

La nueva dirección trajo consigo una nueva filosofía que se definió en torno a un eslogan: todo el dinero en el campo. Se pretendía así romper con la dinámica de mucha precaución en lo económico heredada de la época del proceso concursal y mostrarse más generoso en el gasto, buscando eso sí nuevas fuentes de financiación. La mayor plasmación fue el desembolso realizado para lograr el fichaje como entrenador de Rafa Benítez, cuando en la época precedente siempre se había ajustado al máximo el gasto en el banquillo. Pero la situación deportiva del equipo no ayudó y provocó movimientos en las cuentas más onerosos de lo planificado.

El resultado, en cifras, de la unión del cambio de filosofía y del traspié deportivo, unidos a una carga en salarios elevada ya desde campañas precedentes, es la estrechez económica en el corto plazo para no seguir tirando de lo ahorrado porque el patrimonio neto ha ido menguando en los últimos años desde los 99 millones hasta los 62 actuales (-37), pasando en este último ejercicio en concreto de 71 a 62. Sin grandes peligros a medio y largo plazo, en el actual ejercicio sí hay otras cifras que remarcan ese cambio en la contabilidad: por un lado, la tesorería pasa de los 26,5 millones en junio de 2023 a los 4,5 de junio de este año -momento en que se cierra el ejercicio-; y por otro, el fondo de maniobra, que señala la diferencia entre lo que tienes pendiente de ingresar y lo que tienes pendiente de pagar a un año vista, pasa de 20 millones en positivo en la 22/23 a 15 millones en negativo en la 23/24.

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