El resultado dispara la ilusión del Celta

Goles son amores y las victorias alegran los corazones. La pretemporada del Celta transcurre por un remanso de paz, tranquilidad y buenas noticias en lo futbolístico de la mano de Rafa Benítez en el banquillo. Una estrella del fútbol internacional que llegó al equipo vigués para evitar los apuros de campañas precedentes y, por lo visto en lo que va de verano, tiene trazas de que su método puede triunfar. No obstante, no crean mucho en lo que se observa, escribe o predica bajo el sol de agosto.

Por ahora, los triunfos por la mínima sirven para incrementar la ilusión en la hinchada siempre deseosa de buenas noticias. El Celta alcanzó el tope de abonados esta semana, celebra el centenario, los fichajes son escasos pero esperanzadores y, sobre todo, el equipo gana. Por la mínima y entre bostezo y bostezo, pero nada que no se pueda soportar si, al final, lo que se tiene es una buena celebración y tres puntos en el casillero. Ayer, en el gran ensayo antes del comienzo del curso, llegó la victoria por la mínima ante el Wolfsburgo en territorio alemán. Por existir buenas noticias, hasta el equipo vigués marcó a balón parado. Sí, esa misma formación a la que le costaba un mundo esta suerte, también parece haber mejorado en faltas laterales y saques de esquina.

Recordemos y reiteremos, es la pretemporada. Las conclusiones que se extraen pueden saltar por los aires en una semana con el partido ante Osasuna, pero de algo servirán. Ayer, en la ‘Ciudad de los Lobos’, el conjunto vigués saltó al césped con el 4-4-2 idéntico al de las pruebas precedentes de pretemporada, pero con la gran novedad de situar en el doble pivote a Renato Tapia junto a Fran Beltrán y con Hugo Sotelo y Gabri Veiga esperando su oportunidad desde el banquillo de suplentes. Un cambio nada baladí y que indica el camino que tomará el técnico madrileño en una semana. También despareció Carlos Domínguez del equipo para entrar Unai Núñez junto a Aidoo. Iván Villar, Mingueza y Manu Sánchez, en los laterales; Carles Pérez y Jo Bamba, en los extremos; y Iago Aspas junto a Strand Larsen, en la punta del ataque completaron el equipo. Se paga poco que se repita en una semana ante Osasuna.

Sufrió algo el equipo vigués en los primeros minutos, en los que el equipo alemán -que jugó dos amistosos con equipos distintos ayer y, por eso, ante el Celta sólo hizo un cambio- se adueñó del balón y gozó de una buena ocasión de Wimmer que desbordó por la derecha, se internó en el área tras un par de regates. Llegó Tapia para desviar el remate. Y, precisamente, el mediocentro disparó a puerta en el minuto 5 tras una buena salida del Celta con mala finalización.

Insistió Wimmer y, poco después, Cerny desbordó a Manu Sánchez. También tuvo su ocasión el portugués Tiago Tomas, pero ninguno acertó a rematar entre los tres palos. Una vez ajustado, el Celta comenzó a llegar al área contraria con la filosofía clara de robar y salir rápido. Carles Pérez pisó área en dos ocasiones tras buenas conducciones, pero la opción clara la generó cuando descargó sobre Aspas en la salida y el moañés habilitó a Bamba, que recortó y disparó alto.

Tres o cuatro pases en la transición más larga del Celta. Uno o dos cuando es juego directo a Strand Larsen. Es la filosofía del equipo de Rafa Benítez. Los extremos son clave y el internacional marfileño Bamba comenzó a crecer. En la siguiente acción de ataque tiró la pared con noruego antes de poner un centro peligroso y la tercera acción llegó el turno del uno para uno. Desbordó el lateral y sacó la falta.

El tanto céltico

Tras tres acciones a balón parado sin rematador entre Tapia y Carles Pérez, sería Iago Aspas el que puso ahora el esférico en el área. Y, en esta ocasión, el balón era un paquete de regalo con lazo entre defensa y portero para la llegada del rematador. Tocó ligeramente Unai, sin saltar, para enviar a la red. Una acción a pelota parada desequilibrante.

Mandado por Rafa Benítez o por pura supervivencia, el Celta se echó un paso atrás con la ventaja en el marcador. Pasó a defender más cerca de su área. Ganó en seguridad porque había menos espacio y, también es preciso decirlo, perdió en la parcela ofensiva ya que no encontraba la transición. Así se cubrió un cuarto de hora hasta el descanso. Hugo algún susto, pero sin importancia.

El descanso revitalizó al Celta, que en la segunda mitad salió dando un paso adelante porque estaba demasiado cerca de su portería. Incluso el lateral Manu Sánchez llegó a línea de fondo en un ataque que terminó con remate de tacó de Larsen sin llegar a portería. Después llegó un tanto en fuera de juego de Iago Aspas y un par de llegadas más de Bamba que no fructificaron.

Después empezó el carrusel de cambios, que incluyó un poco de desorden táctico, pero también momentos de brillantez, especialmente con llegadas de Swedberg. Aunque la ocasión más clara la firmó Gonçalo Paciencia que, entre un sinfín de peleas con la defensa alemana, dispuso de un buen disparo en el área que malogró al enviarlo demasiado alto.

Iván Villar apenas sufrió y la ocasión más clara del Wolfsburgo llegó con Coke Carrillo en la portería. Tuvo cinco minutos y rozó el tanto Wimmer, que remató al palo tras una salida blanda del cancerbero canterano. Un susto que no terminó dentro de milagro.

No lo hizo y, de esta forma, no se estropeó la victoria del Celta de Rafa Benítez tras la obtenida en el Quinocho ante el Lyon. De nuevo con orden defensivo, otra vez por la mínima. Hubo pocas ocasiones, sí. Por momentos dieron ganas de sestear en el sofá y no hubo mucha capacidad de elección para los ‘highlights’. Da igual, es una victoria, Bamba, el fichaje de referencia, muestra cosas y, el mejor, Iago Aspas, ya participa en los goles. Todo es suficiente para llegar al primer partido con una buena dosis de ilusión céltica porque, al fin y al cabo, los sueños de una noche de verano también pueden ser de balones, victorias y hablar de Europa. ¿Por qué no?