Jugar como quieres y no ganar

Celta 0-1 Espanyol

El equipo vigués domina el juego, pero carece de capacidad de remate y sigue sufriendo para ganar en casa; las bandas y los centrocampistas no logran suplir la falta de llegada

Bryan Zaragoza se lamenta de la gran ocasión de la que dispuso durante el partido de ayer.
Bryan Zaragoza se lamenta de la gran ocasión de la que dispuso durante el partido de ayer. | J.V. Landín

Perder fue un accidente. No ser capaz de ganar, no; fue una consecuencia. La idea inicial del Celta funcionó durante muchos minutos en cuanto a control, pero sin la capacidad de llegada deseada. Y cuando se buscó la segunda, se perdió el primero. No fue justo perder. Aunque sí hubo deméritos. Al equipo celeste le cuesta ganar cuando juega como quiere, paradójicamente.

Cargar las áreas…

Puestos a fijar los marcos en un campo de fútbol, donde más se juegan los cuartos es en las áreas. Y una cuestión principal es, en términos futbolísticos, cómo cargar la ajena. El Espanyol lo tiene en su ‘abc’ de juego, con centros que buscan rematadores que se suman. En el Celta, sus tres atancantes son más participativos fuera de esa zona crítica: Iago Aspas diseñando como pasador, Borja Iglesias jugando más de espalda que de cara y Bryan Zaragoza encarando desde fuera. En tal tesitura, se hace imprescindible que algún centrocampista llegue. Ayer ese rol, que suele asumir Ialix Moriba, era de Miguel Román. Un papel más que exigente, porque no te libera del trabajo de contención, sobre todo tras pérdida. Lo sacó adelante el gondomareño pero el equipo careció de presencia en área rival. Una circunstancia que varió con los dos primeros cambios celestes, al juntarse a Román el ya mentado Moriba. Tener más capacidad de cargar el área sin tener más delanteros. Hasta que Beltrán salió del campo.

…tener el balón

Si no tienes capacidad de remate, la buscas. Lo malo es que, normalmente, cuando tapas un lado, destapas otro. El Celta quiso tener más capacidad de remate y tiró, en la segunda parte, de jugadores más llegadores o rematadores que de pie. Sin futbolistas de toque, había que fiarlo todo a un ritmo de percusión sobre el campo rival del que careció el equipo vigués. La receta no funcionó y abrió el camino de una derrota.

Las bandas asimétricas

Por gusto o por obligación, son raros los equipos simétricos en cuanto a sus apuestas por bandas. En el caso del Celta, por gusto. La potencia define la banda derecha. Tanto con Javi Rueda, primero, como con Jones El-Abdellaoui, después. Dos jugadores que necesitan el espacio para ser ellos mismos y que también necesitan de un lanzador, bien sea cercano -Iago Aspas y Borja Iglesias-, bien sea lejano -Marcos Alonso y el propio Carreira con cambios de juego. Por la izquierda, Sergio Carreira se suma por dentro en la salida de juego aprovechando que juega a pierna cambiada y deja la función de extremo puro desequilibrante a Bryan Zaragoza.

Seria amenaza de complejo

Este Celta ha sido capaz de reaccionar a varias amenazas de complejos. El de no ser capaz de ganar en casa no es el menor.

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