El gran año de Ionut Radu

Ionut Radu ha vivido en 2025 su año soñado desde hace mucho tiempo. Pese a comenzar con la ruptura definitiva de 13 años de relación con el Inter de Milán, o tal vez por ello, el portero rumano ha completado los mejores 12 meses de su carrera, casi la mitad de ellos perteneciendo al Celta y asumiendo el papel de gran fichaje de la temporada. Todo un descubrimiento que ha convencido a propios y extraños con su rendimiento recién llegado a la Liga.

Pese a la molestia en la mano que ha complicado su último mes y que le hizo perderse dos partidos de Liga Europa (Dinamo de Zagreb y Ludogorets), Radu cerrará 2025 habiendo disputado 39 partidos: 21 con el Celta, 15 con el Venezia y 3 con su selección. Viniendo de donde viene el meta celeste, todo un logro. Porque para vivir este presente ha vivido pasados mucho más complicados. Sin ir más lejos, en 2024 no jugó ni un solo encuentro. Y yendo un poco más atrás, en 2021 apenas 2, y en 2020, 1. Es decir, que la opulencia actual tuvo como precedentes cursos de pobreza.

Para hallar un año similar al que ahora termina, Radu tiene que retrotraerse a 2019, su mejor año cuantitativo. Entonces, jugó 36 partidos con el Génova entre la Serie A y la Copa. Y su total se fue a los 41 al añadir cinco apariciones con su selección, pero entonces con la sub-21. Porque 2025 también ha sido el año del regreso al combinado rumano y con un papel principal, disputando tres encuentros y quedándose en el banquillo sólo en el último de la clasificación para el Mundial, ya sin nada en juego. Sí lo tendrá el próximo marzo, en la última bala hacia la cita mundialista, con la obligación de ganar primero a Turquía y, después, al vencedor del Eslovaquia-Kosovo.

En Vigo, Radu cayó de pie desde el primer día. Su única sombra, un craso error en un amistoso de pretemporada contra el Vitoria de Guimaraes que amenazó con poner en cuestión su titularidad. Pero enseguida fue dando muestras de solidez y habilidad en el campo y de bonhomía fuera de él, con paradas de esas que se dice que dan puntos, mostrándose valiente en las salidas y en el juego con los pies.

La apuesta del Celta por un portero sin ritmo de competición hasta este año fue fuerte, con un contrato hasta 2029. El 2026 asoma sin que nadie ponga un pero. Su gran 2025 lo avala.