Douvikas fue el único suplente que se reivindicó en el Sestao-Celta

Los partidos de Copa del Rey en las primeras rondas suelen aprovecharse para medir el grado de deseo de titularidad de los futbolistas que cuentan con menos minutos. En ese sentido, ayer hubo un céltico que reclamó esas oportunidades en Liga: Anastasios Douvikas. Esencialmente, porque anotó dos goles y ya se sabe que el equipo vigués no está especialmente sobrado de rematadores efectivos. Pero el griego también acompañó a ese acierto las ganas de entrar en juego pese a que el partido, y el terreno de juego, no se prestaban ni un poco a hacerlo.

El delantero cumplió con la labor encomendada de buscar desmarques al espacio. La fórmula funcionó a la perfección en la acción del primer gol, en la que mostró potencia en la carrera y seguridad en la definición. Después, no estuvo tan afortunado, también porque los pases no fueron en absoluto precisos y el balón, con tanto bache, cobraba vida propia y resultaba indomable. Aun así, supo esperar hasta el penalti, asumiendo desde el principio su lanzamiento y completándolo sin tacha pese al mal estado del césped.

Con los casi 90 de ayer (88), Douvikas suma 387 minutos de juego esta temporada y ha anotado cuatro goles, dos en Liga (209 minutos) y otros tantos en Copa (178). Su media de un gol cada 96,75 minutos es la mejor del equipo y le abre la puerta a poder entrar en el once liguero.

De los poco habituales, él fue el único que se reivindicó. No sucedió con Miguel Rodríguez, Williot Swedberg o Franco Cervi.