El Celta pierde una vez más con el Madrid

Como es norma, el equipo blanco sumó tres puntos en Balaídos, esta vez con el Celta mereciendo más pero sin marcar

Publicado: 25 ago 2023 - 20:40 Actualizado: 26 ago 2023 - 16:55

Iván Villar para el penalti de Rodrygo Goes. // J.V. Landín
Iván Villar para el penalti de Rodrygo Goes. // J.V. Landín

El Real Madrid logró ayer su tradicional victoria en Balaídos. Este año tocó con un Celta merecedor de algo más y en una acción a balón parado. Da igual la manera, el final siempre es el mismo.

Fútbol sólido, fútbol líquido, fútbol gaseoso. Celta y Real Madrid jugaron ayer con los estados de la materia para intentar ganar un partido de fútbol desde la solidez, a la búsqueda de la liquidez en el pase para romper y echando de menos cierta esencia etérea que se sobrepusiese al esfuerzo táctico. Los futbolistas sobre el césped estuvieron muy aplicados repitiendo la lección aprendida, pero les faltó creatividad para que la enseñanza fuese real.

Rafa Benítez, técnico celeste, elogió a Carlo Ancelotti en la previa. A la inversa no, que llegase a estas latitudes, pero seguro que el trasalpino también tiene al madrileño como referente. Casi coetáneos -el céltico es un año más joven-, tienen a bien ser entrenadores serios, amables pero rectos en el trato interno y precavidos antes que osados. No por falta de valentía, sino por convencimiento. El que llevó al responsable del banquillo céltico a mantener los tres centrales que le habían dado rendimiento ante la Real Sociedad y mandar a sus laterales a centrar sobre el área cargada con sus tres atacantes. Enviando, además, desde el primer minuto un mensaje de intensidad, con presión alta si es preciso.

El Real Madrid está acostumbrado a esos arreones anímicos de sus rivales de salida. Prefiere el conjunto blanco, con un centro del campo excepcional en todos los sentidos pero incomparable en el físico, enfriar. Asentarse y, desde ese posicionamiento, lanzar a la batalla a sus dos delanteros.

Lo bueno del fútbol es que no respeta los planes. El marcador pudo retocarlos apenas a los dos minutos, en un saque de esquina que Kepa despejó en el área pequeña, Beltrán voleó de zurda desde el borde y Larsen rozó con calidad para marcar. El Celta y Balaídos celebraron, pero el vídeo arbitraje habló con el árbitro y descubrió un agarrón del delantero celeste al meta blanco, debutante ayer, en el momento del despeje de éste. No gol, que se dice.

El otro hito trascendente del arranque del partido es que Vinicius, tras haber mostrado ya en un par de ocasiones que estaba dispuesto a volver loco a Aidoo y al Celta, se paró. Porque su muslo derecho se resintió y, aunque intentó seguir, acabó yéndose al banquillo al cuarto de hora.

Los dos equipos apuntan al estoicismo de sus entrenadores. Los acontecimientos inesperados pueden ser asumidos sin pestañear. El Celta mantuvo cierta iniciativa unos minutos pero el Real Madrid fue asumiendo el mando a base de solidez, de fuerza y de capacidad de asociación. Ya se jugaba en la mitad del campo celeste, con los locales acumulando futbolistas con su línea de cinco atrás y la de cuatro, con Larsen en la derecha, en el centro. El noruego tiene mucho trabajo mientras Benítez mantenga este dibujo, porque su sobreesfuerzo debe ahorrar kilómetros a un Aspas más liberado en tareas defensivas.

Acabó la primera parte recuperando dramatismo. Por un lado, con una contra celeste lanzada por un taconazo de Aspas y un buen pase largo de Mingueza para encontrar a Bamba, que recortó y disparó sin encontrar portería por poco. Por otro, con una lesión de Franco Cervi que lo sacó del partido y, probablemente, de unos pocos más.

La segunda parte comenzó con el Real Madrid ajustando su dibujo, buena señal de que no estaba encontrando los caminos y de que los centros desde los laterales, especialmente desde la derecha, le estaban molestando. El Celta se dejaba dominar cuando era necesario pero no renunciaba a presionar alto cuando era posible. En los madridistas, la ausencia de Vinicius trataba de ser cubierta por Rodrygo, excepcional en el uno contra todos. En este contexto, dos pérdidas marcaron las diferencias. Con Kroos y Modric ya sobre el campo, Beltrán recuperó y Bamba se la dejó a Larsen para que éste golpease alto. En el otro lado del campo, fue Bellingham el que halló a Rodrygo y éste tocó el balón ante la salida de Iván Villar, que lo rozó no lo suficiente, al parecer del árbitro, como para que su arrolle al madridista no fuese penalti. Dio igual porque el de Aldán le detuvo la pena máxima al brasileño.

Anímicamente el partido parecía celeste. Pero el Real Madrid no perdona nunca en Balaídos. En un saque de esquina, peinó Joselu y Bellingham marcó en el segundo palo. Una vez más.

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