El Celta B da el primer paso para el ascenso ante el Eldense

Hay un punto de condescendencia en aquello de “el Celta B ya hizo la temporada”. Es una evidencia lógica que, alcanzar la fase de ascenso es un éxito incuestionable. Mucho más que varios jugadores estén o vayan a estar en dinámica de primer equipo. Pero cuando un futbolista sale a un campo de fútbol es para ganar. Sea un filial, sea Primera Federación, sea Preferente o sea Champions. Por eso, ese punto de relajación del “no hay nada que perder” se convirtió en la convicción de “hay todo por ganar”. Y el óleo que ha pintado Claudio Giráldez este curso solo sabe vencer de una manera: bordando el fútbol. Así dio el primer paso ayer hacia la final por el ascenso, con un triunfo claro ante el Eldense en Balaídos, cuya única pega es que se quedó corto.

Porque poco importó que tuviera delante al segundo del grupo 2 -empatado a puntos con el ascendido Amorebieta-. Hace mucho que el Celta B eligió una manera de ganar. Eso implica también tener una forma de perder, como cuando encajó en el 23 un gol criticable en no pocos aspectos defensivos. Balón largo del portero, duelo aéreo ganado, bote, pelota en ventaja para Chris Montes y servicio majestuoso con el exterior para remate al vuelo de Nieto.

El clásico borrón que arruina un buen comienzo. Pero no. Solo fue un acicate para subir todavía más el nivel. Y eso que en los primeros 20 minutos ya había sido suficientemente alto. El filial juntaba pases en campo contrario y apretaba cada pérdida de forma deliciosa. La conexión Sotelo-Raúl Blanco dejó un mano a mano desbaratado por Vallejo, en la primera de las muchas paradas que protagonizó el portero visitante en una actuación extraordinaria. Antes del gol del Eldense, su guardameta le negó el gol a Losada y a Lauti. Ya por detrás en el marcador, el celeste de la camiseta se tiño del gris del cielo. Se desató la tormenta.

Los pupilos de Claudio Girláldez empezaron a mover la pelota a la velocidad que un pastel desaparece en la puerta de un gimnasio. Paredes, triangulaciones, cuatro esquinas… todo el catálogo de polígonos se quedaba corto ante semejante despligue. Y siempre hacia adelante. Una clase práctica de usar la posesión para hostigar a un rival. Tras una de estas combinaciones, Losada filtró para Lauti, que con la zurda picó sobre Vallejo. No pudo sacar ésa el guardameta burgalés, que, pese a todo, firmó una exhibición el nivel de la del del Celta B. Una mano dura abajo a tiro de Javi Domínguez y una espectacular doble intervención a tiro de Raúl Blanco primero y al rechace a bocajarro del propio Javi Domínguez.

Ni una manada de lobos acosa así a una presa. Era cuestión de insistencia. Por eso, una fantástica pared entre Hugo Álvarez y Raúl -con taconazo del morracense- acabó en un centro al segundo palo para que Lauti la enterrase.

La única pega para el filial -al margen del gol encajado- fue no irse al descanso 4-1. En un play-off, estas cosas tienen su importancia. Y se notó a la vuelta del vestuario, cuando el decorado no era el mismo y cuando Chris Montes -qué futbolista- volvió a entrar en acción. Superó con facilidad a Sotelo y sirvió otro caramelo, esta vez para Soberón, que alojó la pelota en la red tras ganar la espalda a Javi Domínguez.

Todo volvía a empezar. El empate no hacía justicia al juego, pero es que en fútbol no hay más justicia que la de los goles. Por eso, el juez fue Lautaro de León. El delantero portonovés cuajó un gran partido en muchas facetas, pero un hat-trick en un play-off son palabras mayores. Y el ariete de O Salnés emergió de nuevo en el segundo palo, como los grandes nueves, para culminar un sensacional envío de Medrano.

Quedaba media hora, pero los dos parecían dar por bueno el resultado. El Eldense, confiado en remontar en casa. El filial sin ganas de más sustos. El domingo que viene, la resolución. Ojalá con cosas en juego para los de Claudio. Significaría que el Celta ha logrado hoy la permanencia en Primera.