Borja Oubiña: "El Celta está generando un ambiente maravilloso con Claudio a la cabeza"

Exjugador y miembro del cuerpo técnico del Celta

El excapitán celeste presenta este jueves (19:00) en la sede del club, en la calle Príncipe, el libro “4 Oubiña”

Javier Campa

Publicado: 13 jun 2024 - 08:44 Actualizado: 13 jun 2024 - 13:38

Borja Oubiña posa con la bandera del Celta, en una imagen reciente.
Borja Oubiña posa con la bandera del Celta, en una imagen reciente.

Borja Oubiña (Vigo, 1982) protagoniza el libro “4 Oubiña” (Editorial Elvira), una biografía escrita por el periodista Iago Solleiro que se presenta hoy, a las 19:00 horas, en la sede del Celta en la calle Príncipe. Porque, como dice el propio exjugador celeste, se traza de “un pequeño trozo de la historia” del club en el que sigue trabajando, ahora como miembro del cuerpo técnico que lidera Claudio Giráldez. ¿Le gusta cómo ha quedado el libro?

La verdad es que yo participé poco, más allá de contar las historias, claro. Hay mucho trabajo detrás, pero no mío, sino de Iago (Solleiro), y creo que ha sido capaz de hacer una pieza muy chula, muy bonita, y ha quedado muy bien. Por lo menos, a mí me gusta y a él también, que es el que más trabajó.

Evidentemente, es imposible meter toda una vida en un libro, ¿qué parte de la vida de Borja Oubiña se cuenta en éste?

Realmente, lo que cuenta es un pequeño trozo de la historia del Celta contado por mí en primera persona. Además, hay algo de mi infancia y, sobre todo, el proceso de las lesiones. A raíz de la que tuve en 2007, que tantos problemas me dio, cuento un poco esa historia, las dificultades que tuve y cómo las afronté.

Empezando por el principio, ¿cómo entró en el Celta?

Empecé en el Moledo, cuando todavía no era benjamín, y después estuve seis años en el Gran Peña, hasta infantiles. Previamente, ya habían tratado de que yo fuese al Celta, cuando todavía era infantil, y al final fui siendo ya cadete, pero era un poco reacio por el tema de los estudios. Pasaba a entrenar el doble, aparte de los viajes, y a tener más actividad. Pero mi padre pensó por mí y, de manera acertada, me dijo que tenía que ir.

Habitualmente es al revés, ¿no? Los chavales quieren ir al Celta y los padres insisten en que lo importante son los estudios.

Yo quería jugar. Pero, aparte de los estudios, pensaba que en el Celta quizás no podría jugar tanto como en el Gran Peña porque allí había mucho nivel y yo pensaba que quizás no tenía el suficiente. Seguramente mi padre, que veía desde fuera, o la gente que mandaba en el club por entonces veían condiciones en mí que yo no apreciaba. Cuando terminas la carrera y miras hacia atrás, aprecias mejor las cosas, pero mientras están sucediendo, y menos con quince años, no eres consciente de nada, para bien y para mal.

Lo cierto es que al final sí que servía para jugar al fútbol. Se hizo con un hueco en el primer equipo en una época en la que los canteranos apenas contaban y entonces llega el fatídico año 2007, con el descenso, el fichaje por el Birmingham y una grave lesión de rodilla, ¿cómo recuerda ahora todo aquello?

Son recuerdos que ya no se pueden cambiar. En su momento, fue muy difícil: un chico que 24 o 25 años que tiene que tomar decisiones cuando seguramente todavía no estás preparado. Porque, visto desde la distancia, seguramente habría tomado otras decisiones, pero es lo que hay. Las cosas van como van y de lo que sí estoy contento es de cómo acepté siempre que en el fútbol, la mayor parte de las veces, las cosas no van como uno quiere. Es el mayor recuerdo que tengo: llegar a Inglaterra, que la cosa no sale bien, lesionarte… y trabajar para intentar recuperarte, que era lo que quería.

Porque fueron casi cuatro años los que pasaron hasta que consiguió recuperarse.

Sí, tres y medio, con un parón por la mitad que fue demasiado forzado. Y siempre con la ilusión de poder volver a jugar.

De hecho, acabó volviendo para participar, además, en el que ha sido el último ascenso del Celta a Primera División.

El último ascenso y, sobre todo, ver crecer un nuevo modelo dentro del Celta. Hasta entonces, el club había tenido otra trayectoria, había pasado por diferentes situaciones y ayudar desde dentro a que el club tomase otra dirección más reconocible para todos fue lo mejor.

Sí, porque aunque fuera por una necesidad económica, que se unió a una gran generación de canteranos, lo cierto es que el club adoptó entonces un modelo de cantera que ahora ha recuperado de la mano de Claudio Giráldez.

Necesidad y creencia del presidente (Carlos Mouriño), yo creo. Es un modelo que perdura y que yo pienso que es bueno para todos y que se va a afianzar este año,.

¿Le convence entonces este proyecto que lidera ahora el técnico porriñés?

Creo que se ha juntado un poco todo. Primero, que en la historia reciente del Celta, el jugador de casa siempre ha dado el nivel y, muchas veces, un nivel muy alto. Son jugadores súper competentes y a eso se une ahora tener una figura como entrenador que conoce la historia, que tiene una sensibilidad especial para esto y que encima como técnico es muy bueno. Claudio lleva muchos años demostrando que es un entrenador muy válido, que tiene muy buenas condiciones y que seguramente le va a ir muy bien en esto del fútbol. Estoy convencido de que va a hacer una carrera muy buena porque tiene muchas cosas creativas que vas viendo en el día a día. Y yo creo que es un momento para disfrutar porque se está formando un ambiente alrededor del Celta, con el aficionado, con el sentimiento de pertenencia que hay alrededor del club, que empezó hace un año con el himno de C. Tangana y una corriente que se ha creado en Balaídos que hacía años que yo no veía. Es cierto que en cuanto a resultados pudo haber sido mejor, pero tiene mérito que, con todo lo que hemos vivido este año, se esté formando este ambiente maravilloso en torno al equipo y al club. Con Claudio a la cabeza y con gente que viene empujando desde abajo, como Damián o Hugo Álvarez, se está formando algo muy bonito. Esta temporada quizás no nos quede en la memoria por los resultados, pero seguramente dentro de unos años la recordaremos por todo lo que se está generando.

Volviendo al libro, en 2015 decide retirarse siendo todavía joven y pasa a formar parte de la estructura del club, ¿cómo decidió todo eso?

Al principio tenía pensado descansar, pero el descanso me duró un mes (risas). Luego, necesitaba sentirme útil y tengo que agradecer al club que me abriera las puertas, en su momento de la secretaría técnica y ahora integrado en el cuerpo técnico de Claudio. Estoy encantado de aprender de un entrenador que tiene mucho futuro.

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