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Balaídos fue un cóctel de emociones en la última tarde de la temporada. Hubo motivos para reír y también para llorar. Fue la tarde del adiós de dos futbolistas que han dejado huella en casa Celta: Borja Oubiña y Michael Krohn-Dehli. Pero también fue la tarde en la que la afición celeste festejó antes de tiempo el descenso del Deportivo, la tarde en la que el equipo de Eduardo Berizzo volvió a demostrar que tienen tanto corazón como fútbol, la tarde en la que llegó a su fin una campaña en la que el Celta subió un nuevo escalón en su camino hacia el cielo.
La grada de Balaídos latió al ritmo que marcaron las emociones de una tarde que dio mucho de sí a pesar de que ya no había nada en juego para el conjunto del "Toto". O casi. Porque la alineación del técnico argentino indicaba lo contrario y la afición empujó a su equipo hacia una victoria que acabó por elevar al Celta a la octava plaza. Pero antes de que el balón echase a rodar, llegó el momento de Oubiña.
Un día después de que el vigués anunciase su retirada, todos los gestos en Balaídos conducían al ya exfutbolista vigués. El número 4 –su dorsal– que dibujaban los recogepelotas sobre el césped, el pasillo que los futbolistas de Celta y Espanyol formaron para recibir a Borja, la enorme pancarta con el lema "Grazas capitán" y su imagen que se desplegó sobre la grada de Preferencia cuando Oubiña saltó al terreno de juego por última vez. La afición le dedicó una sentida ovación y él devolvió un aplauso sincero, agradecido. Después recibió el cariño del presidente y un obsequio muy especial de manos de su mujer y su hijo Iker: la camiseta oficial del Celta para la temporada 2015/2016. Borja no dudó en enfundarse la elástica con la que cumplió los sueños del niño que un día fue y Mouriño completó el dibujo entregándole el brazalete que lució de un modo ejemplar.
Entonces, Oubiña pasó a ese segundo plano en el que tan cómodo se siente y comenzó en Balaídos el último partido del curso. Hubo fiesta en la grada incluso cuando no había nada que celebrar sobre el césped. El primer gol de Messi en el Camp Nou y los dos del Eibar, que llevaban al Deportivo a Segunda, aliviaron el dolor que supuso la expulsión de Sergio y el posterior 0-1. "Gol de Messi", "Gol del Eibar", se cantaba en Balaídos, que tras la reanudación, cuando Messi firmó el 2-0 del Barcelona, no dudó en festejar el descenso casi hecho del eterno rival. El "¡A Segunda!" y el "Coruña, decime qué se siente" adoptado de Argentina atronaron en un Balaídos que poco a poco enmudeció, primero con el 1-2 del Deportivo y después con el empate definitivo de los coruñeses, que aseguró dos nuevos derbis para la próxima temporada.
Pero la decepción que para muchos aficionados del Celta supuso la salvación deportivista no tardó en pasar también a un segundo plano. Al mismo tiempo, la escuadra de Eduardo Berizzo completaba una épica remontada con un hombre menos y Balaídos despedía con honores primero a Krohn-Dehli, emocionado en su despedida, y después al equipo al completo. La tarde se apagaba y con ella una temporada en la que el Celta ha crecido y emocionado.
Krohn-Dehli aplaude a la afición celeste en sus últimos segundos como futbolista del Celta.
Borja Oubiña posa con su mujer y su hijo, ayer en Balaídos.
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