Los 533 motivos para ver al Celta por Iago Aspas

Aspas saltó al terreno de juego. Lo hizo con el Celta por debajo en el marcador y el capitán del equipo vigués pisó el césped para subir el penúltimo peldaño en la leyenda celeste porque, en el caso del moañés, siempre hay un registro por batir. El de ayer fue emblemático porque igualó a Manuel Rodríguez Alfonso ‘Manolo, gran capitán’ como el futbolista con más partidos con la casaca celeste. Son 533 enfrentamientos en el primer equipo del Celta.

Son 533 motivos para acudir a ver al equipo. Son 533 motivos para hacerse aficionado del equipo vigués. Son 533 motivos para, simplemente, disfrutar del fútbol. Son 533 motivos para poner en la camiseta de tu equipo favorito el número 10 en la espalda, como hacen la mayoría de seguidores. Son, en definitiva, 533 motivos para gozar gracias a un jugador histórico del equipo que marca los amores. El fútbol es sentimiento, pasión por un juego y un colectivo y la figura de Iago Aspas dispara el amor por una formación. Leyenda.

Son 533 motivos y ayer llegó el que igualó la lista con Manolo Rodríguez. Y no resultó motivo menor. Desde que pisó el campo, mediada la segunda mitad, el moañés se dejó notar. El Celta ya estaba en superioridad, pero el juego entró en otra dimensión con su presencia en el campo.

El morracense se instaló en el costado derecho, ejerciendo más de interior que de delantero, pero con una inteligencia notable en cada acción ejecutada. Las combinaciones celestes eran largas ante el Atlético replegado, pero casi podías ir a tomar un café hasta que el esférico llegaba los pies del moañés. Ahí se aceleraba la grada, se levantaban los ojos de la consumición en la terraza del bar, se tensionaba el cuello y la vista se clavaba en el balón o en la televisión. Cuando llegaba el esférico a Aspas podía pasar y pasó algo diferente.

Un par de internadas con peligro para superar líneas que quedaron en nada porque no todos los futbolistas son Iago Aspas. Y, al tercer intento… !Qué tercer intento¡ Recibió en la frontal Aspas, se juntó con Borja Iglesias para hacer el toque y devolución. Se giró para poner el esférico en profundidad a Mingueza en el balón que tuvo el catalán con más ventaja en todo el partido. Nada es casual. Puso el centro, Borja Iglesias llegó al remate, lo sacó Oblak y quedó la pelota muerta, casi sobre la línea e Iago Aspas, casi rejuveneciendo diez años ante la opción del gol, se lanzó con todo al suelo para empujar y hacer el empate. En el día del récord, gol. Como siempre, el de siempre.

Son 533 motivos para ponerse a observar el Celta cada vez que juega Aspas y constituyen, realmente, muchos más porque, una vez en el terreno de juego, Iago Aspas ofrece argumentos, uno tras otro, para disfrutar del equipo, del juego y de las victorias porque, si él juega, las opciones de ganar suben. Ayer creó cuando nadie lo hacía, vio los espacios que ningún otro compañero detectaba y puso en muchos problemas a un equipo de extraordinario nivel defensivo como el Atlético.

533 partidos con 216 goles, 189 victorias, 149 empates y 195 derrotas. Números inimaginables para aquel delantero díscolo y alocado que llegó desde el filial en lo que siempre se dijo una “explosión tardía”. Más que tardía es duradera; diríase que eterna.