Movilidad que contamina

El ser humano ha encontrado en la innovación tecnológica una de las expresiones más visibles de su progreso. En su momento, la sustitución del caballo por el motor fue vista como un símbolo de avance. Lo que pocos imaginaron entonces fue que ese cambio marcaría el inicio de un fenómeno global sin precedentes: el turismo masivo.

Gracias a los vehículos, trenes, aviones y barcos, millones de personas comenzaron a desplazarse a lo largo y ancho del planeta. Esta movilidad transformó profundamente a la sociedad, aunque sus efectos a largo plazo no eran previsibles en ese momento.

Hoy, ese mismo movimiento global de personas está contribuyendo a una crisis climática que ya no se puede ignorar. Las olas de calor extremo, inundaciones como la de Texas —donde un río subió ocho metros en apenas 45 minutos—, y las recientes heladas severas en Chile y Argentina son señales alarmantes de un planeta que reacciona. Cada año se registra un nuevo récord de aumento en la temperatura media global.

En este contexto, la Inteligencia Artificial asoma como la próxima gran revolución. ¿Será capaz de ofrecernos un modo de vida más sostenible, o provocará nuevas transformaciones cuyas consecuencias tampoco podemos anticipar del todo? No lo sabemos. Lo que sí es evidente es que la IA no deja a nadie indiferente. Estamos comenzando apenas a vislumbrar una pequeña parte del mundo que está por venir.

Pedro Marin Usón.