Juventud, divino tesoro

Desde los jóvenes Indignados hasta los entusiasmados católicos de estos días ha transcurrido poco tiempo, pero no son los mismos jóvenes que de algún modo manifiestan (como pueden) sus inquietudes frente a este mundo politizado y corrompido que les queremos dejar como herencia.

Todos hemos sido jóvenes idealistas que soñábamos construir un mundo mejor en el que la felicidad se extendiese hasta los últimos confines de nuestro planeta. Pero ya nuestros abuelos sospechaban que cualquier tiempo pasado había sido mejor. ¿Por qué..? Supongo que por una razón muy sencilla; No estamos en el buen camino. Necesitamos un cambio de rumbo y ellos lo saben.

Nuestros antepasados añoraban su tiempo pasado porque recordaban, igual que nosotros, las cosas buenas que se habían perdido para conseguir otras que, sin ser malas en sí mismas, nos materializaban a muchos haciéndonos olvidar la esencia de nuestra humanidad: el amor.

Hemos llegado a un punto en el que las personas han perdido en gran parte su humanidad y, una vez deshumanizadas se han convertido en animales inteligentes egoístas, ególatras, viciosos, prepotentes, agresivos, soberbios.

Las virtudes se van sustituyendo de forma alarmante por los vicios correspondientes y solo los jóvenes (que son los más afectados) pueden decidir con su voluntad y su libertad evitar ese futuro catastrófico que se está fraguando.

Utilizar queridos jóvenes, ese divino tesoro que tenéis ahora para encender de nuevo la llama del amor en vuestros corazones y provocar así un incendio que se extienda al mundo entero con la ayuda de ese Papa que os ha enviado Dios para reuniros. Sois muchos millones los que además de inteligentes deseáis conservar el tesoro de vuestra divina humanidad.

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