Garrotazo al bipartidismo

Publicado: 31 may 2014 - 12:00

El 25-M ya es historia y, sin previo aviso, se ha cobrado su primera víctima importante: Alfredo Pérez Rubalcaba, quien ha anunciado que se las pira de pilotar la nave socialista, una embarcación medio a la deriva que no ha parado de generar vías de agua de popa a proa. Por su parte, los populares de Miguel Arias Cañete, víctimas también de la fragmentación del Parlamento Europeo y de sus propios exabruptos, tampoco están para tirar cohetes. O sea, que el bipartidismo ha recibido en España un garrotazo de padre y señor mío. Con una importante sangría electoral, el PP y el PSOE, no han sumado el 50 por ciento del voto; sin duda, un estrepitoso fracaso el que han cosechado los dos partidos que cortaban el bacalao en Bruselas.

Sin embargo, a pesar de la contundencia de las cifras, cuando al día siguiente de la contienda electoral ojeaba los periódicos, una vez más, se constataba que casi todas las formaciones políticas hacían una lectura interesada de los resultados. Por ejemplo, en mi entorno más próximo (El Prat, Baix Llobregat y L’Hospitalet), se destacaba la victoria socialista y se subrayaba que los partidos de izquierda sumaban más de la mitad de los sufragios de la comarca. Ninguna novedad al respecto, aunque un tanto descolorido, el cinturón rojo barcelonés continúa luciendo su color habitual. La gran sorpresa de estos comicios, sin duda, la protagonizaba Podemos, la neófita propuesta de Pablo Iglesias, el azote de la casta dominante.

En el conjunto de Cataluña, ha salido claramente reforzado el bloque soberanista, pero lo que más ha llamado la atención al personal es la primeriza victoria electoral de ERC, por encima de CiU.

Del resto de Europa preocupa la irrupción del euroescepticismo y, sobre todo, del discurso del miedo en tiempos de crisis, un síndrome que suele conducir al totalitarismo y que ha arrasado en la patrie de la liberté, égalité, fraternité.

Y en mi tierra gallega, ¿qué ocurría?, pues, más o menos, lo de siempre, que el PP seguía cabalgando por la azul campiña política galaica. En la comarca en la que yo nací (A Limia), los populares vencieron en 13 de los 16 concellos que baña el río do Esquecemento.

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