Atlántico
Gaza: ¿Olvidada?
El estado actual me recuerda a lo escrito por Fco. De Quevedo: ' Miré los muros de la patria mía , si en tiempos fueron fuertes hoy desvencijados'.
Para que el Estado no se derrumbe sobre el solar patrio, hoy parcelado, es necesario que las legalizadas instituciones sean legitimadas y respetadas por quienes la ocupan. Por ejemplo ç, la monárquica, la legislativa, la ejecutiva y la judicial. De esta forma , no sería permitido vilipendiar la Constitución y la ley , dividir la sociedad mediante inoculación de relativismo, de trasnochado marxismo, anticlericalismo y guerra civilismo con la complicidad y conchabe de algunos jueces colmados de nepotismo. Al tiempo, obligarían a huir a los sectarios jefes de las mafias políticas y sus gregarias ratas que, creyéndose ciudadanos de primera , con desprecio y manando odio, rencor, necedad e idiocia se ríen de los ciudadanos por considerarnos de segunda y antidemócratas.
Podremos luchar, sufrir y aparcar nuestras ilusiones materiales. Más vano será el esfuerzo, sin legitimar las instituciones y despojarlos del fuero. Así , por la corrupción derivada de su gestión , temerían la llamada de la justicia. Caso contrario, seguirán pervirtiendo al Estado, mientras los buitres zarpan desde sus atalayas a sobrevolar la asolada y yerma tierra para llevarse las migajas de nuestra dignidad y derechos.
Si queremos ser ciudadanos, no súbditos, con dignidad luchemos por nuestro inalienable derecho de tales. Pues, a estas oligárquicas y abyectas mafias , que nos deshonran, menosprecian y vilipendian entre votaciones y mienten en época electoral , no les interesa que lo seamos.
Cuando la justicia actúa inicuamente, llegado es el momento de tomar nuestros derechos, no de pedirlos; de arrancarlos, no de mendigarlos.
Los clarines anuncian el advenimiento del cambio. Por incrédulo, e ignorado el alcance de las medidas estructurales, temo sea un parche, no el ineludible y profundo legrado.
¡Ojo! En la Europa ufana de democracia, el culto al Euro trae vientos antidemocráticos.
JOSÉ FRANCISCO HERNÁNDEZ BERNÁRDEZ.
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