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Los vigueses juran lealtad a bordo del “Juan Carlos I”

Ceremonia de la jura de bandera en la cubierta del  "Juan Carlos I" en Vigo. Abajo, detalle  del juramento y las colas de vigueses para visitar el portaviones.
photo_camera Ceremonia de la jura de bandera en la cubierta del "Juan Carlos I" en Vigo. Abajo, detalle del juramento y las colas de vigueses para visitar el portaviones.

Casi 400 ciudadanos rindieron honores a la enseña nacional en un acto celebrado por primera vez en la cubierta del mayor  buque de la armada. Miles de vigueses se dieron cita por la tarde para visitar el portaviones e hicieron colas interminables. Hoy será el último día  para visitarlo.

 Era la primera vez que el “Juan Carlos I” celebraba un acto de jura de bandera civil en Vigo y la convocatoria no defraudó. Un total de 387 personas rindieron lealtad a España en la cubierta del mayor buque de la historia de la Armada española, un mutipropósito 

—un inmenso portaaviones, pero también capaz de trasladar tropas, aeronaves y vehículos anfibios— de 27.000 toneladas de desplazamiento y 231 metros de eslora, cuya altura es equiparable a un edificio de 15 pisos. 
El escenario, con la compañía y la banda de música militar en formación y dos aviones Harries y otros dos helicópteros, situados a proa y a popa, impresionaba en un día gris que evitó las lipotimas y que hizo aflorar muchas emociones a los participantes. Fue un acto con todos los honores, presidido por el almirante de la Flota española, Manuel Garat Caramé.
Hacía tiempo que las plazas para participar se habían completado, como indicó el comandante naval de Vigo, el capitán de navío Carlos Cárdenas Crespo. “Nos sorprendió la respuesta de la gente. En tres semanas llegamos al cupo máximo”.

A las 12 de la mañana daba comienzo la ceremonia que seguiría todo el protocolo con la mayor puntualidad. Distribuidos en dos grupos aguardaban los 387 ciudadanos dispuestos a jurar bandera, 160 de ellos mujeres, la mayoría de Vigo aunque también llegados de otras partes de Galicia y de ciudades como Madrid, Santander y Córdoba, a los que había que sumar invitados y autoridades. En total, unas 1.000 personas sobre la inmensa cubierta de vuelo.

Entre los jurandos había personas de todas las edades, desde jóvenes —la edad mínima para participar es de 18 años—, a hombres y mujeres de avanzada edad; así como un grupo uniformado de policías locales de Vigo, otro de antiguos legionarios y hasta un veterano de Sidi Ifni (antiguo protectorado de Marruecos,), cada uno desfilando ante la bandera siguiendo el particular paso aprendido en sus respectivos cuerpos. “Vengo a jurar la bandera porque estoy a punto de dejar este mundo”, decía emocionada una señora mayor que esperaba su turno.
Tampoco faltaron los que en su día hicieron el Servicio Militar y que ahora querían renovar el juramento al haber pasado los 25 años reglamentarios para volver a hacerlo. 
El acto, presidido por las banderas del Tercio Norte y de la Escuela Naval de Marín, incluyó un homenaje a los que perdieron la vida por España y finalizó, justo una hora después, con una salva de honor y el canto del Himno de la Armada.

El “Juan Carlos I”, que continuará atracado en el muelle de Transatlánticos hasta el martes, celebró ayer una jornada de puertas abiertas que se repetirá hoy, lunes, de 10 a 20 horas. En su primer día, se registraron enormes colas para poder acceder a su interior.
Este buque, que al año acoge unas tres juras de banderas civiles, arribó el sábado de Bruselas, tras participar en unos ejercicios navales en el Báltico, dentro de las maniobras de la OTAN “Baltops 19”. Su comandante, el capitán de navío Francisco José Asensi Pérez, que lleva al frente del portaaviones “un año y dos días”, destacaba la gran acogida que están teniendo en Vigo. “Para mí es un orgullo no solamente mandar el buque sino liderar un equipo de 350 personas, profesionales rigurosos comprometidos con la defensa de España”, resaltaba al concluir el acto.
Según explicó, el “Juan Carlos I” responde a cuatro perfiles principales de misión: operaciones anfibias, operaciones aéreas ,ytransporte estratégico de material a teatros de operaciones lejanos y, la que consideró no menos importante, “prestar asistencia humanitaria en caso de catástrofe natural”. “En la mar siempre hay situaciones delicadas”, reconoció, “pero gracias a Dios, con la ayuda de mi equipo y de la Virgen del Carmen siempre hemos salido airosos de cualquier trance”. n

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