Vania de la Fuente: “No se valora la vejez, de un día para otro eres diferente y sin derechos”
Vania de la Fuente es la autora principal del informe sobre el edadismo de la ONU
La coruñesa Vania de la Fuente-Núñez es médico y antropóloga, fue la autora principal del Informe de la ONU sobre Edadismo y ahora es consultora independiente. La experta asesora a la Xunta en la futura estrategia gallega contra el edadismo que dará forma a las tres recomendaciones de la ONU, con cambios legislativos, intervenciones a nivel educativo y fomento de las relaciones intergeneracionales, para atacar las tres dimensiones del edadismo, que son la discriminación (cómo actuamos), los estereotipos (lo que pensamos) y los prejuicios (lo que sentimos).
¿Cómo se puede fomentar el envejecimiento saludable?
Hay que centrarse en acciones que nos permitan fomentar y mantener nuestras capacidades intrínsecas, físicas y mentales, y eso requiere mejorar el sistema de atención a la salud para abordar problemas más complejos y más crónicos, cambios en el entorno para facilitar por ejemplo que sigamos una dieta saludable y hagamos ejercicio, y fomentar la capacidad funcional (similar a la que tendríamos si no tuviéramos ninguna limitación) eliminando barreras, con transporte y vivienda accesibles, con oportunidades para aprender, para relacionarse y para seguir contribuyendo en la sociedad, y por último, proporcionando cuidados a largo plazo para quienes los necesiten. Son muchas patas las que hay que tocar para reducir la brecha entre la esperanza de vida y la esperanza de vida saludable.
¿Se empezó a hablar de edadismo en 2016? ¿Por qué tardamos tanto?
Lleva mucho tiempo en la sociedad, pero no se le daba visibilidad. Esto cambió con el informe de la ONU, se vio la magnitud del problema y se puso en la agenda de los gobiernos y las organizaciones sin ánimo de lucro. Hoy sabemos que una de cada dos personas es edadista con respecto a las personas mayores y esto tiene consecuencias en la salud. Europa es la única región con datos de edadismo hacia los diferentes grupos de edad y son los jóvenes los que reportan más edadismo seguidos de las personas mayores.
¿Qué papel otorga la sociedad a las personas de más edad?
Hay muchos estereotipos. La pandemia fue un reflejo de lo edadista que es la sociedad. Me horrorizó lo que vi, la sociedad aceptó que daban igual las muertes porque eran mayores, llegó a haber hashtag “boomer remover” (eliminar a la generación boomer) y se habló de que ayudaba a resolver el tema de las pensiones, y hubo discriminación de las personas mayores en el acceso a los cuidados. No se valora la vejez, de un día para otro eres una persona diferente y sin derechos.
¿Cómo impacta en la salud?
Se asocia a menor longevidad, a un deterioro de la salud física y mental y un empeoramiento de la calidad de vida en mayores. Sabemos menos del impacto que tiene el edadismo en jóvenes.
¿Qué opina de campañas como “soy mayor pero no idiota”?
Uno de los retos para acabar con el edadismo y luchar por los derechos al margen de la edad biológica es que exista un mayor asociacionismo. Muchos no se quieren asociar a un grupo social estigmatizado como los mayores. Las iniciativas protagonizadas por mayores me llenan de esperanza porque están cambiando las cosas, dicen “soy mayor y qué pasa, tengo un lugar en el mundo, unos derechos y quiero que me respeten”.
¿Cómo se portan las empresas?
Están cambiando. Se han dado cuenta de dos cosas. Hacia afuera están perdiendo un mercado importante y creciente, y desarrollan campañas para captar a la población mayor. Hacia adentro hay estudios que demuestran que las plantillas intergeneracionales son más creativas y más productivas.
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