SEMANA SANTA

Teis sacó al Nazareno y a la Dolorosa en su única procesión

Cerca de veinte costaleros arrastraron los carros con las imágenes del Nazareno y de la Virgen de los Dolores.
photo_camera Cerca de veinte costaleros arrastraron los carros con las imágenes del Nazareno y de la Virgen de los Dolores.
Los hombres portaron al Cristo y las mujeres, a la Virgen desde el Camiño Real a la Avenida de Galicia para volver al Divino Salvador

La cofradía del Nazareno y la Virgen de los Dolores del barrio de Teis cumplió ayer con una tradición secular. Sacó un Jueves Santo más a sus dos imágenes titulares en la única procesión de la parroquia.

Según marca la costumbre, los hombres arrastraron en exclusiva el carro del Cristo, mientras las mujeres hicieron lo propio con el de la Virgen. Movilizaron para ello a cerca de una veintena de costaleros, miembros de la cofradía presidida por Matilde Garrido.

 

La emoción contenida al paso de la talla del Nazareno dio muestras de la devoción que despierta en la parroquia, donde lleva desde 1912, en que el párroco la encargó al taller.

Por su parte, la Dolorosa lució sus mejores galas. Es una figura de las llamadas “candelero”, donde solo tienen talladas las manos y la cabeza.

Después de dos años sin poder salir, esta Semana Santa pudieron estrenar los farolillos, que compraron en 2020 en Sevilla, manteniendo así el vínculo de la hermandad de Teis con Andalucía, surgida desde su fundación por el origen del primer presidente.

El buen tiempo favoreció que la comitiva hiciese el itinerario largo, saliendo desde la iglesia del Divino Salvador por el Camiño Real y de A Chumba para llegar a la Avenida de Galicia y allí regresar por Camiño Caixide hasta Camiño Real.

También en Jueves Santo se cumplió con el simbólico lavatorio. Tuvo lugar en la Basílica-Concatedral Santa María, en el Casco Vello, y lo protagonizó el obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza que lavó los pies de los sacerdotes que lo acompañaron en los oficios, tras la lectura del Evangelio de san Juan (Jn 13,1-20), que recoge el pasaje.

La ceremonia conmemora el lavapiés que realizó Jesucristo a sus discípulos durante la Última Cena como signo de humildad, costumbre de hospitalidad de Oriente que se recoge en el Antiguo Testamento.

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