Samil sin paseo, Príncipe sin Sireno y con tranvía: el vídeo que circula por Whatsapp y recuerda el Vigo antiguo

La Porta do Sol, retratada en el reportaje de TVE.
La Porta do Sol, retratada en el reportaje de TVE.

El Vigo de hace 50 y 60 años poco tiene que ver con el de ahora. El de entonces era un Vigo en blanco y negro, un Vigo emergente, un Vigo necesariamente clásico. Estos días, circula por grupos de Whatsapp, nostálgicos, un reportaje de la primitiva Televisión Española. El narrador, que se hace llamar "Peregrino", recorre una ciudad con tranvía, un Samil sin paseo y un Príncipe sin Sireno. Los iconos de antes que no son ahora, y los emblemas de hoy que antes eran impensables.

Por entonces, Vigo ya era "la primera central conservera de España", destaca el reportero de TVE. En las imágenes, se aprecia la labor tradicional de los pescadores y el trajín en el Berbés, con pequeños barcos y redes artesanales. No faltan las cesteras, ni la antigua lonja con kilos de merluza y calamares. En el reportaje, el periodista habla de Vigo como "la capital industrial de Galicia", no solo por la pesquera, sino también por la automovilística.

Tras esta primera aproximación, la televisión se adentra en lugares como la Plaza de Compostela: "Vigo en la intimidad ofrece jardines y rincones aplacibles para dejar transcurrir el tiempo amablemente". En el centro urbano, con sus típicos tranvías. Pero, sobre todo, radiografía la vocación trasatlántica de la ciudad a través de su Estación Marítima, apoyándose en los barcos atracados y los que parten, evocando los años de la inmigración. "Salud y suerte para volver pronto. Cada uno de ellos lleva a España muy adentro", manifiesta la voz en off.

Estampa de Samil
Estampa de Samil

Estampa de la playa de Samil.

Después, Samil. Allí, el "Peregrino" se encuentra "tendido tan ricamente en la playa, esperando ser hechizado por alguna sirena". En la orilla, los niños, jugando con arena, que, aparentemente, es lo que menos ha cambiado.

Desde el Castro de Vigo, observa "cómo ha crecido la ciudad", que entonces era como "un chicarrón todavía adolescente", porque desde que empezó su desarrollo no había cumplido cien años. En Pi y Margall, disfruta de "un abigarrado desfile de carrozas", en referencia al Carnaval. Por cierto, "El tesoro de los vikingos" fue la carroza que obtuvo el primer premio aquel año.

Para despedirse, se desplaza hasta el alto de la Guía, una esquina donde "parece que se respira mejor". El "Peregrino", con vista de águila, "deja que sus ojos se bañen en la ría y dice adiós a Vigo porque se marcha a Cangas, en la orilla de enfrente".

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