Control en carreteras

Los radares fijos se han duplicado en Vigo y la provincia

El radar instalado en autovía A-55 a la altura del kilómetro 9, en el municipio de Mos.
photo_camera El radar instalado en autovía A-55 a la altura del kilómetro 9, en el municipio de Mos.
En total se contabilizan 53 cinemómetros, 40 de ellos estables y emerge la figura del control del cinturón

Los radares móviles empiezan a tener menos presencia en las carreteras provinciales, dejando espacio a los fijos. Y es que tanto en Vigo como en provincia duplicaron su presencia desde 2019. Anteriormente y según datos de la DGT, estaban instalados antes de pandemia un total de 21 cinemómetros de carácter fijo, mientras que el resto (unos 29) constaban como móviles. Con la nueva redistribución, aparecieron los radares de semáforo y de control para el uso del cinturón y el móvil en carretera. Eso hizo que los móviles pasasen a un segundo plano y su presencia ya no se encuentre registrada (aunque siguen existiendo) y los puestos fijos se hayan duplicado hasta los 40. 

 

 

Según datos del observatorio de radares en España, realizado por Coyote, la provincia cuenta con un total de 53 radares, distribuidos en 40 fijos, 1 de tramo, 8 de cinturón y móvil y 4 de semáforo. En 2019 eran 50 los escáner instalados. A mayores y durante este lustro, se incorporaron para quedarse uno en la carretera AG 4.1, en la comarca del Salnés, otro en el kilómetro 108 de la N-550 en Pontevedra y otro en Puxeiros instalado hace apenas un año.  

Además de los radares fijos y móviles, la situación avanzó tras la pandemia y se instalaron otros más específicos como son los de semáforo y el que controla el cinturón y el uso del móvil. En cuanto los primeros tan solo existen cuatro en la provincia, uno en la Avenida de Madrid, mientras que los 8 que vigilan la seguridad dentro del vehículo están situados en la PO-11, dos en la N-552 a su paso por el Puente de Rande (uno en cada dirección), otro el comienzo de la N-556 a la salida de Peinador, otro en la N-550, a su paso por el campo de fútbol de Santa Mariña, en Redondela, en la A-55 a la salida de Plaza España y dos en la VG-20, ambos en el kilómetro 12,8, a su paso por el río Eifonso. El de tramo controla todo el túnel que transcurre por la Madroa, unos cinco kilómetros de trayecto que se encuentra limitado a 100 kilómetros por hora.  

Pese a ese cambio, solamente se sumaron tres elementos de control en carretera durante cinco años. A Coruña, con 77 actuales, lidera las provincias en Galicia. Esa brecha se acrecentó durante el 2023, sumando la ciudad herculina hasta 10 radares más, mientras que Pontevedra se mantuvo en los citados 53. Todo ellos de instalación fija, que registra un total de 36 (menos que Pontevedra), pero cuenta en sus carreteras con 12 de semáforo, 4 de tramo y 15 de cinturón y móvil. Uno de los tramos vigila un total de 5,6 kilómetros en la AG-64, que recorre desde Villalba, en Lugo, hasta Narón. Concretamente a su paso por San Saturnino. 

Lugo y Ourense se encuentran lejos de las otras dos provincias. La ciudad de la muralla cuenta con 29 radares (19 fijos, 1 de semáforo, 4 de tramos, uno instalado este mismo años y 5 de cinturón y móvil) y Ourense tiene un total de 22 (17 fijos, 1 de tramos y cuatro de cinturón y móvil).

Pese a contar la provincia con menos radares que A Coruña, muchos se encuentran en Vigo, lo que hace que la ciudad sea la más multada de Galicia con retirada de puntos.

La A-55, la más multable: dos de sus cinemómetros suman 60.000 sanciones

Dos radares de la A-55 se encuentran entre los 50 más multados de España. El trayecto que va desde Vigo hasta a Porriño cuenta con seis radares fijos en sus doce kilómetros de recorrido y es uno de los que más sanciones registran, según los últimos datos de la DGT y Automovilistas Europeos Asociados datados de 2022. Uno de ellos se encuentra en el octavo puesto, “cazando” a 42.366 conductores, mientras que el otro radar, cuya ubicación resulta más conocida, se limitó a 17.751. Se encuentran en el kilómetro 9 (el portal de descenso desde Puxeiros) y 11 (ascenso hacia Vigo, en las curvas de Tameiga). Esto supone una criba entre ambos de 165 multas al día.  En total fueron 60.117 las multas registradas entre los dos radares. 

El situado en el kilómetro 9 obliga a reducir la velocidad a un máximo de 60 por hora aunque la luz se enciende al superar los 67 por hora. La A-55 tiene limitado a 80 por hora la mayor parte del trazado entre Vigo y Porriño, reduciéndose todavía más, hasta 60, en las zonas más sinuosas. Es ahí, donde miles de vehículos reciben multas de 300 euros o más. Según el histórico de Tráfico, 2021 ya había sido el más elevado (40.698 multas) de la serie histórica, pero 2022 es aún superior. En 2015 sumaban poco más de 50.000. La conclusión es clara: los radares funcionan a destajo y cada vez más.

A nivel nacional, dos cinemómetros de Cádiz  ocupan las dos primeras posiciones. Ambos en la vía A-381, en los kilómetros 37 y 74. El más multado se encuentra en la entrada de un túnel en el entorno de Algeciras. El tercer puesto lo ocupa la autovía del Mediterráneo (A-7), con un radar situado en el kilómetro 326, a su paso por Valencia.

Galicia sube dos puestos y se sitúa en sexta posición 

La comunidad autónoma aumentó en 11 radares durante el año 2023 (uno en Lugo y diez en A Coruña) lo que le permitió lograr la cifra de 182. De ellos, 122 son fijos, 17 de semáforo, 11 de tramos y 32 de cinturón y móvil. Esto hizo que subiese dos puestos y se colocase en la sexta comunidad con más control sobre sus carreteras, superada por Madrid (232), Pais Vasco (233), Castilla y León (333), Andalucía (372) y Cataluña, que con 742 radares cuenta con el doble que  en el sur y casi cuatriplica a los que se encuentran en territorio gallego. Sin embargo, ninguno de encuentra entre los 50 con más multas emitidas.

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