Sanidad

Vigo soporta la mayor demora de Galicia para la consulta de Psiquiatría

El servicio de Psiquiatría del Cunqueiro disparó el año pasado la lista de espera para una primera consulta.
photo_camera El servicio de Psiquiatría del Cunqueiro disparó el año pasado la lista de espera para una primera consulta.

Cerca de 3.000 personas esperan una media de 70 días para la cita con el especialista, el doble que en Coruña

La lista de espera para una primera consulta de Psiquiatría en el área sanitaria de Vigo supera los dos meses (la media es de 70 días) y es la mayor de Galicia, según los últimos datos oficiales publicados por el Sergas. 

 

 

Los vigueses soportan el doble de tiempo que los de áreas sanitarias como Coruña y Santiago en esta misma especialidad, y el área viguesa tiene además casi el triple de pacientes en esa lista (eran 2.772 personas en junio del año pasado). 

Nunca antes se había producido esta demora en Vigo. Lo habitual era que los pacientes no esperasen más de 40 días, con la excepción de los años 2018 y 2019, en los que se empezó a notar el incremento de los problemas de salud mental entre la población, con casi 60 días de espera para una primera consulta.

El hecho es que por primera vez el año pasado Psiquiatría se convertía en el farolillo rojo de las listas de espera en Vigo, un puesto que lamentablemente siempre había ocupado Traumatología, una de las especialidades más sobrecargadas y que ahora se está viendo aliviada por la importante derivación de pacientes a centros privados como Ribera Povisa, Vithas Fátima o al Hospital Quirónsalud Miguel Domínguez de Pontevedra. En Traumatología la demora fue de 27 días en junio del año pasado (el Sergas aún no publicó las listas de espera de diciembre de 2023).

La pandemia provocó un tsunami de problemas de salud mental entre la población, con más casos de depresión y ansiedad que en otras épocas y también con un mayor volumen de bajas laborales por esta causa. Muchas de estas personas esperan entre seis y siete meses para una cita con el psicólogo.  Estos casos engrosaron las agendas de los profesionales y se sumaron a otras enfermedades graves, como la esquizofrenia, el trastorno bipolar, entre otras muchas.

En los últimos años la Consellería de Sanidade incrementó de forma notable los recursos y el volumen de profesionales para responder a esta demanda, con la creación de nuevas unidades de salud mental en Atención Primaria y la creación de diversos dispositivos para mejorar la atención a niños y adolescentes, para la prevención del suicidio, entre otras actuaciones.

El caso del vecino de Lavadores, de 63 años y con una enfermedad mental grave, que mató presuntamente a su hermana con un cuchillo, reabrió el debate sobre la atención a estos pacientes. El hombre estaba diagnosticado y a tratamiento, pero posiblemente falló el seguimiento. La familia había alertado de cambios en la actitud de esta persona (esto en ocasiones es la antesala de un brote) y se lo comunicó a la Fundación Galega para o Apoio ao Exercicio da Capacidade Xurídica (Funga) que se ocupaba de su asistencia. Este organismo inició los trámites para comprobar la situación, pero no llegó a tiempo y finalmente se produjo la trágica muerte de la hermana que lo visitaba con frecuencia.

La esquizofrenia es crónica y afecta al 1% de la población

La esquizofrenia es un trastorno mental grave, crónico y que genera una gran carga social y familiar. Está dentro de los trastornos psicóticos. Estas personas pueden presentar una grave distorsión en el pensamiento, la percepción y las emociones, manifiestan pérdida de contacto con la realidad y pueden experimentar alucinaciones y delirios. Es una enfermedad que afecta al 1% de la población y que se suele detectar durante la adolescencia o al principio de la edad adulta. Los expertos recomiendan acudir a las asociaciones de pacientes para tener contacto con familias en la misma situación.

Familiares de personas con trastorno mental reclaman más recursos para el seguimiento

Familiares de personas con esquizofrenia aseguran que una vez diagnosticados, a tratamiento y con la atención necesaria no tienen por qué producirse actos violentos. Numerosos estudios indican que las agresiones protagonizadas por estos pacientes están por debajo de la media del resto de la población. “A veces se dan situaciones de las que no saben salir y pueden reaccionar con violencia, pero no es una característica que tengan todas las personas con este diagnóstico. Aparecen casos aislados, pero generalmente son personas que no tienen un seguimiento o una atención adecuada o que no se ven integrados en la sociedad, con actividades y la posibilidad de hacer una vida normal. Si hubiese más recursos probablemente no ocurría”. Es el testimonio de Leopoldo Robla, con un hijo diagnosticado de esquizofrenia hace 23 años. Reconoce que es una enfermedad que siempre ha tenido  “mala prensa, mal entendida y con un estigma muy profundo”. Le parece bien que cada vez se hable más de salud mental, aunque “se habla de casos de depresión y ansiedad, pero no de las enfermedades mentales graves” .

Una de las grandes preocupaciones de las familias es el futuro de estos pacientes cuando son mayores o no tienen a nadie de su entorno que pueda cuidarlos. Algunos están tutelados por Funga, para la que piden más recursos, y otros en residencias. Leopoldo Robla defiende su integración en estas residencias generales siempre que haya profesionales formados para la atención que necesitan. Explica que “salvo casos excepcionales, no se diferencian demasiado del resto de personas, en la esquizofrenia los brotes psicóticos se van espaciando y van siendo cada vez más leves”. Abogan por su integración social en lo posible y descartan el modelo ya desaparecido de los antiguos centros de internamiento psiquiátrico.

Por otro lado, para usuarios más jóvenes que no pueden ser atendidos por su familia reclaman la creación de unidades de convivencia, que serían residencias con los apoyos que necesitan y en los que conservarían su autonomía.

Te puede interesar