El hallazgo de una maleta con el cadáver de una mujer momificado y con una puñalada mortal se ha convertido en uno de los mayores retos para los investigadores policiales de la Comisaría de Vigo. La dificultad radica en la identificación de la víctima, ya que el estado en el que se encontraba el cuerpo no ha permitido hasta el momento ponerle un nombre.
El registro de personas desaparecidas tanto de la ciudad, como en España, del Centro Nacional de Desaparecidos, no incluye ninguna persona que coincida al 100% con las características forenses que se han podido obtener hasta ahora: más de 50 años, pequeña estatura, y fallecida hace seis u ocho meses. Tampoco en la vecina Portugal, las alertas activas por la Policía Judiciaria permitirían aportar coincidencias. No obstante, la Policía trabaja con prudencia. La fecha de desaparición no tiene por qué coincidir con la del fallecimiento.
Se prevé que una vez se obtenga un ADN o la huellas se pueda arrojar luz sobre quién es la mujer que fue tirada a una zona de maleza en el interior de una trolley en la calle Espedrigada, si bien las cosas podrían torcerse en caso de que no pudieran obtenerse la identificación dactilar y no hubiera muestra biológica con la que cotejar.
En ese caso, la Policía se encontraría en un punto similar al que estuvo la Guardia Civil con el crimen del pozo, en Porriño, en el que se tuvo que hacer un trabajo forense sin precedentes para conseguir un retrato robot que fue el que finalmente permitió identificar al hombre que había sido asesinado dos años antes.
Los investigadores trabajan mientras con testigos, posibles cámaras y la propia maleta y el plástico para tratar de tirar del hilo, mientras no se pone nombre a la víctima.
