La Policía trabaja para corroborar los testimonios del incendio en Vigo
Sucesos
El atestado sobre el suceso en un edificio de Alfonso X recoge versiones distintas de supervivientes, que, pese a sospechar de intencionalidad no señalan a nadie
El grupo de homicidios de la Policía Judicial de la Comisaría de Vigo trabaja sin descanso en la investigación sobre el incendio del edificio okupa de Alfonso X, en el que murieron tres menores y su madre y otras nueve personas resultaron heridas graves. Los agentes tratan de corroborar todos los testimonios recabados y realizan nuevas diligencias para no dejar ningún cabo suelto, pese a que por el momento no hay indicios de que fuera un suceso intencionado, ni tampoco los hay para descartar que no lo fuera. Será el informe de la Policía Científica la que pueda clarificar este extremo una vez se reciban los análisis de las muestras recogidas en el lugar de los hechos.
El primer atestado policial, que ya está en manos del juzgado de Instrucción 1, recoge los testimonios recogidos de supervivientes en Comisaría. Todos ellos con versiones diferentes que no señalan a un posible autor aunque sí coinciden en sus sospechas de intencionalidad. Lo cierto es que, hasta ahora, en las distintas declaraciones recabadas nadie vio nada esa noche para sostener dichas sospechas.
La Policía Nacional llegó al lugar de los hechos poco después de recibir la llamada de Emergencias, alrededor de las cuatro de la madrugada. Al llegar, los agentes se encontraron con un incendio de importantes dimensiones en la entrada, tratando, hasta la llegada de los bomberos, sofocar las llamas con los extintores del coche patrulla y los que les prestaron algunos vecinos. Ante la imposibilidad de sofocarlo, algo que harían después los efectivos de servicio contraincendios, los policías se centraron en el rescate de personas. Varios de ellos lograron salir antes de la extinción, algunos por las ventanas del patio interior o la parte trasera y otros incluso deslizándose por una cuerda. Los agentes auxiliaron a esos residentes, cogiéndoles a pulso hasta la ambulancia en muchos casos.
La situación vivida en aquel momento fue de auténtico terror. Lo narraron los propios supervivientes y otros vecinos alertados por los gritos de auxilio desgarradores que se escucharon a metros de distancia. En el edificio se calcula que se encontraban algo más de una treintena de personas, de las que 19 fueron rescatadas por los bomberos y otras tantas salieron por su propio pie, ayudados por los agentes. Entre la quincena que tuvo que ser atendida, nueve fueron ingresados en el hospital en estado grave y por desgracia, cuatro murieron en el intento, asfixiados por el humo tóxico.
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