Paula Varela: “El glaucoma no es solo el ojo, es una dolencia neurodegenerativa”

El glaucoma de Paula no le impide estudiar Pedagogía en la USC.
photo_camera El glaucoma de Paula no le impide estudiar Pedagogía en la USC.
La viguesa Paula Varela padece glaucoma congénito pero asegura que con el tratamiento se puede llevar una vida normal como una enfermedad crónica más

El glaucoma congénito afecta a uno de cada diez mil recién nacidos. La viguesa Paula Varela es una de las afectadas por esta dolencia progresiva e irreversible, que a ella le provocó ceguera. “Se puede manifestar al nacer o cuando eres muy pequeño. Es el de más larga duración y el más expuesto a complicaciones. Los hay que se estabilizan y permiten crecer sin problemas, pero hay otros muy agresivos que complican mucho la vida de los niños y causan ansiedad a los padres porque puede llevar a una discapacidad visual grande e incluso a la ceguera”, explica.

Recuerda que, además del congénito, hay otros tipos de glaucoma y que el más frecuente de todos es el de ángulo abierto. Señala que lo más importante es detectarlo y tratarlo cuanto antes.

Con motivo del Día Mundial del Glaucoma, que se celebra el próximo 12 de marzo, esta viguesa pone el énfasis en el hecho de que ya no se aborda como “una enfermedad del ojo” sino que los investigadores lo han pasado a tratar como una enfermedad neurodegenerativa. “Este nuevo enfoque me ha emocionado, porque cuando se veía como un problema del ojo faltaban datos, sobre todo en determinados casos. Creo que ahora se puede avanzar más en el conocimiento de esta enfermedad”, señala esta viguesa, que en su día formó parte de la directiva de la Asociación de Glaucoma para Afectados y Familiares (Agaf) de ámbito estatal. Sigue siendo asociada, pero dejó el cargo porque quiso volcarse en la carrera de Pedagogía, que está estudiando en la Universidad de Santiago.

Asegura que el hecho de asociarse le cambió mucho la vida. “Ayuda mucho, porque compartes experiencias con otros pacientes, te permite estar informado con datos fiables, actualizados y de forma personalizada, tienes acceso a los servicios de la asociación y creo que la unión hace la fuerza porque así se investiga más”.

Su consejo a la población general es que se hagan revisiones de la vista a partir de los 40 años para favorecer una detección precoz. “Que no tengan miedo de hacerse la revisión por lo que pueda salir, porque cuando antes se empiece a tratar antes se previene la ceguera o la pérdida visual. Se consigue detener el avance y se puede llevar como una enfermedad crónica, no tiene por qué alterar la vida cotidiana, a veces se trata simplemente con colirios. Si lo coges tarde el deterioro previo es mayor y es irreversible, no hay forma de regenerar el nervio óptico. La detección precoz es la llave del éxito”, subraya.

La asociación organizó charlas online sobre los avances en los tratamientos el próximo 12 de marzo. Los tratamientos pueden ser médicos (gotas o comprimidos), quirúrgicos o con láser. La investigación trata de identificar las causas estudiando la base genética del glaucoma y el funcionamiento de las células.

La mitad de los pacientes están sin diagnosticar

El glaucoma, que se produce por un daño en el nervio óptico, es la segunda causa de ceguera a nivel mundial y se estima que un 2% de la población mayor de 40 años la padece.

La mitad de los afectados están sin diagnosticar, por lo que no reciben tratamiento y la enfermedad avanza. El infradiagnóstico se debe a que los síntomas no se manifiestan hasta que se ha producido una pérdida visual irrecuperable. Las probabilidades de padecer glaucoma aumentan con la edad, de ahí la importancia de revisarse la vista de forma periódica a partir de los 50. Además de la edad, existen una serie de factores de riesgo que pueden predisponer a desarrollarlo como la miopía alta, la hipertensión ocular, tener antecedentes familiares de glaucoma, tener diabetes o hipertensión arterial o haber sufrido un traumatismo ocular. La pérdida de visión provocada por el glaucoma se suele producir de forma muy lenta y suele afectar primero a la visión periférica (lateral).

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