La otra travesía del ‘Karar’

Los marineros fueron puestos en libertad tras la sesión del juicio del miércoles.
photo_camera Los marineros fueron puestos en libertad tras la sesión del juicio del miércoles.

Los 14 tripulantes del buque con alijo de droga fueron realojados de forma provisional en distintos albergues tras abandonar la prisión un cuarto de hora antes de las doce de la noche

La puesta en libertad de los 14 tripulantes del “MV Karar”, apresado en alta mar en plena pandemia con 3,8 toneladas de cocaína,  se ha convertido en una nueva travesía a la deriva para estos marineros. 

Acusados como los otro 14 investigados de formar parte del entramado para el transporte de la droga, su situación, pese a ser  el eslabón más débil del presunto organigrama delictivo que describe la Fiscalía (son la mano de obra que iba a cobrar 3.000 euros al mes según el testimonio del capitán)  es muy diferente a la del resto. 

Su condición de extranjeros les mantuvo cuatro años en prisión (ante el riesgo de fuga) hasta la noche del miércoles y en medio de una gran incertidumbre sobre qué va a pasar con ellos a partir de ahora.  

El auto de la Audiencia decretaba su puesta en libertad ese mismo día y, aunque sus defensas habían advertido hace tiempo de que carecían de una red familiar en Galicia ni un lugar donde permanecer,  salían de prisión a las 23:45 horas, tras ser trasladados primero desde los calabozos de la Cidade da Xustiza rumbo A Lama ya de tarde.

Fuentes jurídicas confirmaron que fue el sacerdote de la pastoral penitenciaria que se hizo cargo esa noche de los nueve ciudadanos nepalíes y cinco de Bangladesh  para que pudieran pernoctar en una vivienda, mientras eran trasladados a la ciudad en taxis. 

Durante toda la jornada de ayer, se trabajó para encontrar un lugar para estas personas, a las que se les ha retirado el pasaporte (lo que les impide buscar por su cuenta un hospedaje), carecen de recursos y tienen problemas con el idioma.  Finalmente, se les pudo repartir entre varios albergues y un piso de acogida, de forma provisional, aunque su situación puede alargarse en el tiempo. Obligados a comparecer en el juzgado cada 15 días, también tienen que regresar a la Audiencia para cuando se retome la vista sobre el “Karar” el próximo mes de mayo.  

Si la instrucción se prolongó durante casi cuatro años, el tiempo máximo que establece la ley para un preso preventivo, una vez finalice el juicio, la sentencia podría demorarse meses, pues es una causa muy compleja, con decenas de cuestiones sobre las que el tribunal tendrá que responder.  Después, llegarán los recursos, tanto si el fallo es absolutorio como condenatorio, se prevé haya apelación, con lo que la sentencia firme podría tardar años.

No obstante, una vez haya en primera instancia y teniendo en cuenta que ellos han reconocido los hechos,  habría cambio en este tránsito sin rumbo en el que se encuentran. Quedan meses por delante y los albergues apenan tienen plazas disponibles para la demanda existente, sin contar con que la estancia de las personas es rotativa.  Ahora, solo quieren descansar  en un estado de  libertad a medias.

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