La nueva sede del CSIC en la ETEA deberá estar lista a inicios de 2026

Los asistentes al acto de presentación, delante del edificio que se reformará como sede del IIM.
photo_camera Los asistentes al acto de presentación, delante del edificio que se reformará como sede del IIM.
El proyecto cuenta con un presupuesto de 40 millones de euros en varias fases y la primera costará 16

El primer proyecto para el campus científico-tecnológico de la ETEA ya tiene nombre y fecha: “De terra e de mar”, diseñado por los estudios navarros Pereda Pérez Arquitectos y MRM Arquitectos, será una realidad, si todo va según lo previsto, en enero de 2026 como nueva sede del Instituto de Investigaciones Marinas (IIM), ahora ubicado en Bouzas. 

 

 

Así lo avanzó el director del IIM, Francisco Saborido, en la presentación del proyecto ganador del concurso de ideas convocado por el CSIC. Saborido indicó que el presupuesto total del proyecto asciende a 40 millones de euros para construir 22.000 metros cuadrados de edificios de investigación en la parcela del Proyecto Sectorial 2 (PS-2), junto a la antigua plaza de armas. Dicho proyecto se divide en varias fases, de las cuales la primera costará 16 millones de euros (8.000 metros cuadrados) y deberá estar terminada en enero de 2026, pues gran parte de la financiación (12 millones) pertenece a fondos Feder, que caducan en esa fecha.

El acto de presentación, celebrado ayer en la propia ETEA, contó con la presencia de David Chipperfield y Manuel Rodríguez (presidente y director de la Fundación RIA), Carlos Closa (vicepresidente de Organización y Relaciones Institucionales del CSIC), Encarna Rivas (directora xeral de Organización do Territorio de la Xunta), Maica Larriba (subdelegada del Gobierno en la provincia) y el alcalde, Abel Caballero. 

 Chipperfield hizo hincapié en la importancia de las infraestructuras de investigación, no sólo a nivel científico, sino también a nivel arquitectónico, pues apuntó que “los edificios pueden y deben tener un impacto positivo” en su entorno. Precisamente esa era una de las premisas del concurso de ideas y uno de los puntos fuertes del proyecto ganador. “El jurado del concurso destacó varios aspectos, entre ellos sobresale la integración con su entorno”, explicó Manuel Rodríguez, que también señaló que “es una propuesta que respeta los espacios verdes existentes y aprovecha la inclinación del terreno para mantener la estética patrimonial de los edificios ya existentes”. Además, se trata de un proyecto económicamente sostenible que utiliza piezas de hormigón prefabricado que acortan plazos y disminuyen la huella de carbono. Esta última característica permitirá que, una vez comiencen las obras –no será antes de comienzos del año que viene, aunque la demolición podría empezar antes–, la construcción se podrá terminar relativamente rápido.

“De terra e de mar” no sólo conoce a las instituciones, sino también a los vecinos. El presidente de la Asociación Vecinal de Teis, Anxo Iglesias, comenta que “el acto de ayer es importante porque supone la recuperación de la ETEA”. Destaca, sobre todo, que el impacto urbanístico es muy bajo y que “comunicará la ETEA con Ríos y se integrará en el barrio”.

Los arquitectos: “Los científicos transmiten una pasión que se nos ha contagiado” 

Roberto Erviti y Miguel Alonso acudieron ayer al acto representando a la UTE que ganó el concurso de ideas convocado por el CSIC. Destacaron sobre “De Terra e de Mar” el reto de “poner en valor el entorno, no sólo natural, sino también construido en la ETEA”, pues han de mantener la fachada del edificio original y respetar el perfil urbanístico del lugar. 

“La arquitectura debe coger ese carácter de sobreidad y optimización para los fines que conlleva”, explicaron sobre el hecho de diseñar un edificio que albergaría las instalaciones de una institución histórica como el IIM. 

Actualmente, las dos firmas arquitectónicas (Pereda Pérez Arquitectos y MRM Arquitectos) se encuentran inmersos en el desarrollo del proyecto en colaboración estrecha con los científicos del IIM, de quienes expresaron que “lo viven, lo necesitan –las instalaciones de Bouzas se les quedan pequeñas y ya están anticuadas– y transmiten una pasión que a nosotros se nos contagia para bien”.

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