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El Puesto de Control Fronterizo de Guixar (PCF, antes denominado PIF), clave para que el puerto funcione de forma correcta, está mejor gestionado desde hace meses, sin grandes problemas para las empresas que tienen que introducir por el puerto vigués pescado congelado y otras mercancías perecederas destinadas al consumo humano. En esto, en el fin de las eternas quejas sobre el PIF, coinciden tanto la Cooperativa de Armadores del Puerto (ARVI), como la asociación del congelado Conxemar, que en el pasado reciente protagonizaron acciones para reclamar una solución para garantizar el buen funcionamiento del puerto vigués y evitar que miles de toneladas fueran desviadas a otras terminales, más eficientes en los trámites administrativos, sobre todo a los muelles de Leixoes, en Oporto.
Los armadores, señalaba su presidente, Javier Touza, reconocen que ahora no hay problemas en el PIF, y que todo va bien... hasta cierto punto. “No hay problemas ni se han planteado en los últimos meses, es verdad, el pescado entra por el puesto fronterizo sin que vuelva a pasar lo que ocurría en el pasado, pero hay miles de toneladas que no han vuelto”. Según los cálculos de los armadores son unas 42.000 las toneladas que optaron por Leixoes, en Oporto, al garantizar que las partidas iban a ser despachadas sin obstáculos. y “la mayoría no ha vuelto, como pasa con el atún, por ejemplo”, señala Touza.
La Autoridad Portuaria (APV), por su parte, mantiene todas sus esperanzas en el nuevo PCF que se construirá en Guixar, con mucha mayor capacidad. Pero lo cierto es que las cifras de entrada de congelado siguen por debajo de hace cinco o seis años. En 2022, el puerto manejó 617.093 toneladas de pescado congelado. En 2016 habían sido casi 650.000. Y en 2014, rondaban las 700.000. Es decir, que todavía hay miles de toneladas que no se han recuperado.
El presidente de la APV, Carlos Botana, se mostró esperanzado en que la construcción del nuevo PCF, que estará en obras el próximo año, permitirá recuperar parte de los tráficos perdidos y al mismo tiempo ganar nuevas rotaciones. El PCF tendrá 19 bocas, el doble que el actual, lo que garantizará más agilidad en la tramitación de las inspecciones. “Es difícil que los que se han ido vayan a regresar, aunque una parte sí lo ha hecho, quizá unas 10.000 toneladas, pero lo importante es que el nuevo funcione correctamente y podamos captar nuevos tráficos de fruta y pescado sobre todo”. Sintetizó las posibilidades de la nueva “frontera” portuaria: “Más tamaño, más personas trabajando y menos tiempo en las inspecciones, porque estarán todos los servicios juntos y se evitan duplicar trabajos”, indicó.
La construcción de un segundo puesto de control fronterizo portuario en Bouzas, anunciado en el pasado por los responsables del Puerto vigués, ha quedado en suspenso, a la espera de qué pasa con el nuevo PCF y otras variables. Así lo reconoció Carlos Botana, quien recordó que antes de afrontar una inversión en la plataforma de Bouzas será necesario constatar cómo funciona Guixar tras la ampliación. Además, destacó que un PCF en Bouzas supone problemas logísticos y de espacio en la campa, donde ya apenas queda superficie. El PCF tendría unos 2.000 metros cuadrados y exige un gasto en torno a dos millones de euros. “Habrá que ver cómo van las cosas y evaluarlo antes de tomar esa decisión”, señaló Botana. El PCF de Bouzas permitiría entrar pescado de países extracomunitarios con mayor facilidad, como de Reino Unido, e incluso se planteó como parte del tráfico de mercancías con Marruecos. La Cooperativa de Armadores de Vigo ya había dado su visto bueno a la operación, que ahora queda aplazada, pese a que en 2021 se daba por segura.
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