El inmenso valor del archivo de Ángel Llanos para la historia de Vigo

Vigo despide a los soldados que van a la guerra.
photo_camera Vigo despide a los soldados que van a la guerra.
Cuando le pregunté que es el peor de la guerra, el hambre o el frío, me dijo que el peor era ver caer a tu lado a un compañero

Entre los mejores regalos que recibí nunca en mi vida, destaca una parte del legado de Ángel Llanos, quien me obsequió, por el afecto que me profesaba, una serie de fotos de su propia colección, que guardo y venero como un tesoro. Llanos nos dejó a los 97 años, el 16 de octubre de 2012. Fue uno de los hombres más buenos, en el sentido literal de la palabra que yo conociera, hasta el extremo de que los compañeros de la prensa le llamábamos "el padre Llanos". Como tantos jóvenes de su tiempo, le tocó luchar en una guerra que no era la suya, y fue soldado y condecorado en el bando donde le tocó lidiar. Muchas horas pasé escuchando sus historias de aquellos tristes días. Al fallecer, dispuso que su familia me entregara sus recuerdos más personales de aquel tiempo, entre ellos la guerrera que había llevado, que guardo como un tesoro. Cuando le pregunté que es el peor de la guerra, el hambre o el frío, me dijo que el peor era ver caer a tu lado a un compañero. Él lo sabía bien. Lamentablemente, el valioso archivo fotográfico de Llanos no está en Vigo, sino en el Museo Etnolóxico de Ribadavia. La familia de Llanos explicó que optaron por vender su legado a la Xunta luego del desinterés por parte del Ayuntamiento de Vigo. Inicialmente le hicieron una oferta miserable. Pero los que tienen la responsabilidad de que este legado esté fuera de Vigo tienen nombres y apellidos.

Tuve la suerte de que Llanos, del que fui compañero como periodista, en varias etapas de mi vida profesional, me obsequiara con una abundante colección de fotos realizadas por el mismo y por su familia, lo que incluye una foto que él mismo le hizo, con trece años, en una visita a Vigo de Alfonso XIII, que es una reliquia histórica. Los Llanos fueron tres generaciones de fotógrafos, desde que se estableció en Vigo en 1901 su abuelo, Francisco, que era valenciano y que inicialmente tenía un teatro de títeres, muy popular en la época. Era además reconocido y fotógrafo. Angel me regaló unas espectaculares fotos de 1909 embarcando en Vigo los soldados de regimientos de Infantería de Galicia para la guerra de África en medio del calor de una ciudad conmocionada que despide a aquellos soldados que iban a uno incierto futuro. Son fotos espectaculares y muy poco conocidas.

Por el estudio de Llanos en la calle Colón pasó la historia de Vigo durante varias generaciones, y eran famosos sus retratos de los acontecimientos sociales y personales más diversos. El padre de Angel, también de nombre Francisco, es el primero de la familia que se vinculó al mundo del periodismo, en concreto a la prensa local de la época, tradición que seguiría Angel, cuyas fotos ilustraron a lo largo de su vida y en diversas etapas, diversos periódicos de Galicia. Cuenta Mary Quintero, la famosa artista, que, cuando ella empezaba en Vigo –en contra del que suele ser habitual en los fotógrafos—, en el estudio de los Llanos le revelaban sus propias fotos, aspecto que refleja la enorme calidad humana de la familia. Esa misma generosidad y desprendimiento fue característica de toda la vida de Angel. En mi etapa de presidente de la Asociación de la Prensa (1992-2010) tuve la honra de pagar una deuda histórica con él que, anteriormente, por puro abandono, no se pagó. Me refiero a la entrega del carné oficial de periodista al que tenía derecho por toda su vida dedicada al oficio. Al volver a posar los ojos sobre las fotos de los Llanos se vuelve a sentir la emoción precisa de aquellos formidables profesionales que dejaron plasmadas con sus cámaras momentos cotidiano. También, en 1994, con ocasión de la LIII Asamblea General de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España, FAPE en Vigo y A Toxa, se le rindió un homenaje nacional a toda su trayectoria por parte del periodismo español.

Llanos estuvo activo hasta el final de sus días. Ya muy mayor, sufrió un aparatoso accidente en el puerto de Vigo, al encaramarse, con grave riesgos, en uno de los pesqueros, desde el que cayó al mar, para obtener el mejor plano, y luego siguió trabajando. Sus archivos estaban estabulados en el trastero de su residencia en Coia. Sé que luego de transferirlos a la Xunta han aparecido más documentos. El Museo Etnolóxico de Ribadavia llevó a cabo un trabajo rigurosísimo de clasificación de sus fondos de cientos de originales. Aunque se han publicado algunos libros dedicados a su obra, los investigadores sobre la historia de la ciudad tienen allí un caudal infinito para reconstruir todos los aspectos de la vida cotidiana en todos los ámbitos. Otro día volveré sobre este asunto, pues son numerosas las anécdotas y sucedidos de los acontecimientos de los que Llanos fue testigo y que dejó plasmados con su cámara, alguna de las cuales tengo hoy en mi poder.

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