Inma Puig, psicóloga: "Necesitamos un tiempo para hablar, escuchar y no juzgar"

Inma Puig es psicóloga clínica y consultora empresarial.
photo_camera Inma Puig es psicóloga clínica y consultora empresarial.
Participará en el congreso de 75 de Zona Franca y sostiene que “pensamos poco y mal”

Experta en creación, formación y desarrollo de equipos de alto rendimiento, tanto en el ámbito del deporte como en el de las organizaciones empresariales, Inma Puig es psicóloga clínica y consultora con 40 años de experiencia profesional, famosa por sus 15 años en el Barça. El 27 de junio participará en el encuentro Viglobal Summit -por los 75 años de Zona Franca- que se celebra en el Auditorio con una ponencia titulada “Sostenibilidad emocional”.

¿Qué es la sostenibilidad emocional?

Es cuidar a las personas, porque se habla de sostenibilidad ambiental, de cuidar los mares, las montañas o la agricultura, pero maltratamos a las personas. Tenemos que cuidar a las personas y hacer que sean sostenibles en el tiempo. 

 ¿Se ha encontrado con empresas que optan por tener mano dura con sus trabajadores?

Desgraciadamente, sí, pero por suerte cada vez hay más conciencia de que lo importante son las personas y no como un eslogan de márketing sino ya desde la realidad. La pandemia, aunque ha sido una desgracia, nos ayudó mucho. Todo lo que venía siendo tendencia, que se iba acercando poco a poco, la covid le ha dado un empujón y lo ha puesto todo en primera fila. Nos hemos dado cuenta de que las emociones de las personas son las que nos van a sacar de todas las situaciones por complicadas que sean. Cuanto más graves y urgentes, más vamos a necesitar las emociones para salir de ahí. La pandemia puso las emociones encima de la mesa. Durante años era la hermanita pobre de la racionalización. Para racionalizar se necesitan dos cosas, tiempo e información. Cuando es urgente no hay tiempo y la información necesitas comprobarla, con lo cual son las emociones las que nos van a ayudar a conseguir lo que queramos y nos van a sacar de los apuros. La humanidad ha avanzado en cuanto ha colaborado, no en tanto en cuanto compite. La competición llevada al extremo lleva a la aniquilación y la cooperación lleva al progreso.

¿Las empresas saben manejar las emociones?

No saben porque nadie les ha enseñado y no han dedicado tiempo, pero cada vez más afortunadamente acuden a profesionales. En estos momentos hay muchas empresas grandes que se interesan y yo estoy implementando planes de sostenibilidad emocional en algunas de ellas de ámbitos muy diversos porque es el futuro. El pasado ha sido de los fuertes físicamente pero el futuro es de los sensibles.

¿Qué cambia con estos planes?

La covid trajo también algo importante sobre el liderazgo. Antes a un líder se le pedía que controlara las cosas que hacían las personas y ahora a un líder se le pide que cuide a las personas que hacen las cosas. Cuidar es la palabra clave. Si no cuidas a una persona tienes a una persona deteriorada.

Tras la pandemia hay más bajas por ansiedad o depresión. ¿Es por esto?

Sí, ha sucedido algo. En los primeros días del confinamiento yo temía la pandemia psicológica. Después de una situación tan brutal viene el estrés postraumático. Todo el mundo ha perdido algo, seres queridos, amigos, trabajo, dinero, la posibilidad de juntarnos. Y el ser humano ante cualquier pérdida ha de hacer el correspondiente duelo con sus cuatro fases. La humanidad está haciendo duelos, cada uno en diferentes etapas, y en el duelo cambia el estado de ánimo.  La gente acude más a los profesionales para que les ayuden.

¿Utiliza las mismas herramientas para lograr un alto rendimiento en deportistas y en empresas?

Ejerzo mi profesión de psicóloga clínica desde hace 40 años en ámbitos muy diferentes, en la consulta privada, multinacionales, empresa familiar, equipos deportivos, restaurantes, empresas tecnológicas y en fondos de inversión, y el método es el mismo Balint que consiste en encontrar un espacio, un tiempo y un interlocutor neutro, que soy yo como facilitador, para hablar, ser escuchado y no juzgar, para de esta forma remar todos en la misma dirección.

¿Ese espacio fomenta la creatividad?

Absolutamente. Debemos pensar que una persona con futuro no tiene coartada la creatividad, que es lo que permite la innovación.

¿Es útil el egoísmo?

Me refiero al egoísmo inteligente o productivo, consiste en que como mejor esté yo mejor van a estar los de mi alrededor. Hay que empezar por cuidarse uno mismo y pensar para sentirse lo mejor posible. Este es el acto de generosidad más grande hacia los demás.

¿En qué perdemos el tiempo?

Muchas personas en el trabajo están más pendientes de lo que hace otro en lugar de en lo que hace uno. Por eso este método de reunirse con un facilitador profesional para que cada uno diga lo que tenga que decir es tan eficaz, porque permite limpiar las cosas que nos distraen y que a veces no las entendemos. Somos poco propensos a preguntar y muy expertos en suponer, a veces durante años. 

¿Cómo ve los insultos en el fútbol?

El fútbol y los deportes en general son algo absolutamente emocional. El público que asiste toma partido por un equipo u otro, incluso los que no entienden las normas. Pero hay personas que llevan en su mochila resentimiento, problemas en su vida y allí, como el público es soberano, vuelca lo que no vuelca en otro lugar. Si se hubiera hecho prevención esto no hubiera sucedido y ahora hay que poner castigos.

¿Qué consejo daría al ciudadano para cuidar sus emociones?

Yo no doy consejos porque es hacer el trabajo del que lo pide. Pensamos poco y mal. Pensar sirve para entender y entender sirve para ver, porque solo podemos ver lo que somos capaces de entender.

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