Tres generaciones de la misma familia bajo el Cristo da Victoria en Vigo
Cristo da Victoria
Los costaleros de la Cofradía ya tienen listo el carro para sacar la talla en procesión, moviendo un paso de 1.500 kilos
Antonio Fontán es desde 1980 costalero del Cristo da Victoria. Con los años se situó bajo el carro, formando parte del grupo con mayor responsabilidad en el traslado de la talla, después del Hermano Carrero, Carlos Borrás, que va delante dirigiendo el paso. Este año compartirá la carga con dos miembros de su familia: su yerno, Esteban Vázquez, para quien será su segunda procesión bajo el Cristo, y su nieto, Pablo Pérez Fontán, que se estrena con 16 años. Con la visión limitada a una pequeña franja, siguen a pies juntillas las indicaciones de Borrás, que durante 30 años ocupó una de esas plazas.
“Los costaleros son todo corazón, tienen tanta entrega que se han ganado el derecho a designar a sus sustitutos cuando lo quieren dejar, en la mayoría de los casos por motivos de salud; me corresponde a mí designar al relevo y siempre sigo sus recomendaciones”, afirma el Hermano Carrero, que asegura tener absoluta confianza en su grupo. “Estoy totalmente tranquilo con su trabajo”.
Junto a la familia Fontán, contribuyen a llevar al Cristo en procesión dieciséis costaleros más que rodean el paso por el exterior, contribuyendo a empujar. Tienen su sitio asignado, los más valorados son los del frente, que corresponden también a los veteranos. Con cada retirada, adelantan un puesto.
Según se acerca mañana, la inquietud aumenta, aunque no los nervios. “Con 215 años de historia, algo de experiencia tenemos con la procesión”, bromea Borrás, que este jueves realizó la última revisión por el itinerario, acompañado por los técnicos municipales. “Todo está bien, a excepción de alguna loseta que ya están arreglando”.
Será el recorrido habitual tras salir de la Concatedral, bajando por Rúa Real para llegar a O Berbés. Este es el tramo más complicado, por la estrechez de la calle, en donde muchos vecinos tocan la imagen desde los balcones. Seguirá por Cánovas del Castillo, Montero Ríos, Colón hasta A Farola de Urzáiz para torcer por Príncipe hasta Porta do Sol, donde tendrá lugar la despedida con la actuación de varias corales y grupos de baile, la ofrenda floral y la primera intervención en el Cristo da Victoria, el obispo de Tui-Vigo, Antonio Valín.
Confirmaron su asistencia más de 25 asociaciones que marcharán portando sus estandartes. Finalizará con uno de los momentos más emocionantes de la procesión, la interpretación del himno entre los devotos antes de dirigirse de nuevo al templo. Ayer y hoy ya los primeros fieles realizaron este recorrido con el cirio encendido como promesa al Cristo, una costumbre popular no oficial que le aporta una peculiaridad única a la procesión que comienza hasta dos días antes de la salida de la imagen.
El paso que arrastrarán los costaleros pesa sobre 1.500 kilos, 200 de la talla y el resto del carro construido en los años 50 en los talleres de Sanjurjo. En 2019 se sometió a una restauración integral, valorada en 30.000 euros. Encargada a una ebanistería de Valadares, renovó el armazón y la parte exterior. Con el covid, la pieza renovada tuvo que quedarse en el garaje hasta 2022, por lo que esta será la tercera salida que haga. El trono del crucificado estará como cada año ornamentado con claveles rojos y blancos, en alusión a la bandera viguesa.
Control de montañeros
El Descendimiento del Cristo se convirtió en los últimos años en una cita mutitudinaria entre los fieles. Tendrá lugar esta tarde, tras la última novena. En un silencio absoluto, cuatro costaleros se suben al altar mayor a varios metros de altura, desatornillan la imagen y a través de cuerdas y poleas, lo bajan hasta la nave central, donde los devotos se acercan a besarlo. Por primera vez, en esta edición se realiza bajo la supervisión y asesoramiento de Montañeros Celtas. “Me parece importante el tema de la seguridad, van a subir con arneses”, explicó Borrás.
Horas antes, a las 12:30, Manuel Orío dará comienzo oficial a la festividad del Cristo con la lectura del pregón en los jardines de Castrelos.
Así, ya está en marcha la cuenta atrás para la procesión con más arraigo en la ciudad. Ayer, la Cofradía organizó como en cada edición, la tradicional comida con los invitados del Cristo. La Hermana Mayor, Marora Martín-Caloto; el vicepresidente, Ricardo Troncoso; el párroco de la Concatedral, José Vidal y el secretario, también Hermano Carrero, Carlos Borrás, ejercieron de anfitriones de Manuel Orío, el pregonero; con el comisario Ramiro Gómez, portador del estandarte y el arzobispo emérito de Santiago, Julián Barrio, el predicador del Cristo. También acudieron al encuentro el obispo Antonio Valín; el alcalde Abel Caballero y el concejal Ángel Rivas, como representantes de la ciudad.
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