El congreso del Partido Popular vigués, para el que habrá que esperar a que pasen las elecciones europeas, podría tener un solo candidato de consenso, pero a día de hoy hay al menos dos personas señaladas desde las distintas “familias” de los populares. Por un lado, Patricia García, que en cuestión de días se convertirá al mismo tiempo en diputada en el Parlamento gallego -iba de número dos- y concejala en Vigo -iba de seis- tras la marcha de Marta Fernández-Tapias. La expresidenta de Círculo de Empresarios de Galicia contaría con el visto bueno de la dirección y ella ha comentado en su entorno su disponibilidad, aunque todavía no ha dado ningún paso en tanto el PP vigués esté dirigido por la gestora que preside Ana Ortiz. Ha participado activamente en la campaña y en los primeros actos de la gestora que dirige Ana Ortiz. Preguntada por este diario, como es lógico se limitó a señalar que con respecto al congreso local no le corresponde a ella sino a la gestora cualquier comunicación. “En cuanto a cuándo tomaré posesión como concejala, es un proceso reglado. Primero la junta electoral me lo tiene que comunicar y, una vez acepte recoger el acta, mi nombramiento tiene que ser ratificado en el pleno. Esto último sucederá cuando lo feche el gobierno local”, precisó.
La otra persona a quien la mayoría coloca como un aspirante lógico sería el conselleiro, ahora en funciones, Julio García Comesaña, que también es diputado electo, si bien es probable que no tome posesión del escaño si continúa al frente de la sanidad pública gallega. Comesaña es considerado un hombre de consenso y que podría aglutinar al PP vigués, e incluso ser candidato a la alcaldía en 2027. Fue preguntado hace unos días, y tiró balones fuera. “Por mi cabeza solo pasa trabajar, ahora mismo estoy en funciones desde pasado día 18, tenemos trabajo de sobra, y hasta que tome posesión el presidente Rueda eso es lo único que tengo en la cabeza". En definitiva, ninguno de los dos se descartó.
El anterior congreso, donde se enfrentaron Marta Fernández-Tapias y Javier Guerra, dejó numerosas heridas y un rastro de cargos institucionales caídos, todos los que habían apoyado al candidato derrotado. Ana Ortiz reconoció que fue “muy duro” y admite que en esta ocasión confía en que no sea así. Ella misma no va a ser candidata y dejará su puesto en la gestora una vez haya presidente.
