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La estabilidad de la pesca en Malvinas va a permitir renovar la flota

Congeladores de la flota de Malvinas, durante su última estancia en Beiramar, antes de partir hacia la campaña de febrero.
photo_camera Congeladores de la flota de Malvinas, durante su última estancia en Beiramar, antes de partir hacia la campaña de febrero.

Los astilleros vigueses y de Marín construirán nuevos congeladores tras la prolongación del acuerdo: ya hay tres contratos firmados a 20 millones por barco

La mayor parte de la flota de Beiramar ya ha zarpado hacia Malvinas para la nueva campaña del calamar que se iniciará en febrero tras haberse renovado el acuerdo con el Gobierno de las islas británicas (Falklands) que ha dado un respiro a los armadores: el caladero seguirá abierto y a pleno rendimiento durante los próximos 25 años, con una cuota anual que puede alcanzar, como en 2022, las 100.000 toneladas. Todo un ejemplo de colaboración a través de empresas mixtas y de gestión de recursos, según destaca el presidente de los armadores de Vigo (ARVI), Javier Touza. Y que tendrá una segunda componente directa para la economía viguesa: permitirá renovar los congeladores construyendo nuevas unidades en astilleros de Vigo y Marín. Cada uno de ellos podría alcanzar con facilidad los 20 millones de euros. Mucho trabajo para la industria local.

 

 

El propio Touza señala que no se trata de un objetivo, sino de una realidad, que se irá constatando a partir de ahora. “Ya está en marcha la renovación de la flota, hay varios nuevos proyectos de construcción de barcos, al menos constan tres oficializados, con contrato firmado, así que va a seguir este proceso, partiendo de la base de que estos tres años últimos ya se renovó el 25 por ciento”, explica. Entre las factorías navales que tendrán trabajo destacan Nodosa, en Marín, y Armon, que ahora cuenta con mayor capacidad al haber sumado Barreras, instalación rebautizada como Astilleros Ría de Vigo. “Estamos hablando de probablemente unos 20 millones de euros por cada barco. Y aquí no hay ayudas públicas ni historias, va a pulmón, con el esfuerzo de las empresas”, explica. Con todo, advierte de que toda la operación “renove” se basa en la estabilidad conseguida en Malvinas, justo lo contrario de lo que está pasando con la flota arrastrera por el veto de la Comisión Europea a la pesca de fondo en 87 zonas, que ahora se prevé ampliar. 

“Si tienes seguridad jurídica todo es posible, y aquí se ha logrado estabilidad tras haber renovado el acuerdo por otros 25 años, lo que permite realizar una fuerte inversión, es la única forma de amortizar los barcos, y en un caladero bien gestionado, como es el caso, todas las empresas tenemos proyectos, pero en distintos tiempos”, explicó el presidente de ARVI. Javier Touza reconoció que en este momento hay todavía incertidumbres por efecto de la guerra o la inflación. No obstante, es optimista. “Creo que todas las empresas estamos pensando en la renovación de flota, pueden ir variando los tiempos de unas empresas a otras”, y señala que es importante considerar que en estos últimos años ya se ha llevado a cabo una mejora parcial con arrastreros para Malvinas que introducen las últimas tecnologías. “Todo esto va seguido con proyectos realizados en astilleros de aquí y el proceso va a continuar, se busca la competitividad de la flota, más eficiencia energética y barcos mejor adaptados” para un caladero que es un ejemplo “de buena gestión pesquera entre sector, Administración y científicos”.

El heredero del "Baffin Bay" también será "made in Vigo"

Uno de los nuevos congeladores que se construirán en los astilleros de la Ría será el sustituto del “Baffin Bay”, el congelador que se incendió y se fue a pique por popa y que pasó varias semanas escorado en un muelle de Bouzas tratando de repararlo. Finalmente, los daños eran tan importantes que pese a tratarse de un buque que se encontraba en buenas condiciones, no había más solución que su remolque a otro puerto para el desguace, como se hizo tras la negociación con los seguros. El incidente, un fuego a bordo que no se pudo controlar, se produjo poco antes de su partida hacia Malvinas, cuando se estaban realizando las habituales tareas de limpieza y reparación previas a una campaña larga como es la del calamar en el Atlántico sur, que se prolonga durante tres o cuatro meses, entre la salida y la llegada y el tiempo de trabajo en el caladero. 

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