El penal cuenta con un perro para detectar la presencia de estupefacientes, incluso en cantidades muy pequeñas
Evitar el “trapicheo” y prevenir el consumo de drogas dentro de los muros de la cárcel son los objetivos de la nueva unidad canina con la que cuenta la cárcel de A Lama. Tras finalizar el curso de formación para funcionarios y adiestramiento en febrero pasado, el proyecto echó a andar sobre el mes de junio, informaron fuentes de Instituciones Penitenciarias. Es pronto todavía para hacer un balance pero las expectativas son altas. Durante 2022, las unidades desplegadas en los diez penales españoles donde estuvieron operativas llegaron a detectar casi el 60% del cannabis, cocaína y heroína intervenidos en prisión.
La cárcel de A Lama se incorporó al proyecto en la segunda fase, después de comenzar con éxito como piloto en el centro penitenciario de Burgos hace cinco años e ir extendiéndose a las prisiones de Albolote, Algeciras, Córdoba, Huelva, Madrid III, Málaga I, Málaga II, Mallorca, Puerto III y Sevilla II.
Las mismas fuentes indicaron que estos perros están entrenados para el marcaje no para actuar de forma agresiva, son como un detector que “indica” donde hay droga, pudiendo incluso localizar la presencia de sustancias en muy pequeñas cantidades.
Es la droga uno de los factores desestabilizadores dentro del penal, donde se han incrementando los internos relacionados con los delitos contra la salud pública, por los numerosos golpes asestados en el último año a grupos criminales más allá de los pequeños o medianos intermediarios.
El uso de estos perros es una herramienta más que se suma a las ya utilizadas por las fuerzas de Seguridad, como los cacheos preventivos, especialmente importantes tras una salida o durante los vis a vis y visitas con familiares.
Un clan introducía hachís
Una de las condenas más recientes en Vigo por introducción de drogas en la cárcel de A Lama se fijó el pasado año en una vista por conformidad. En el banquillo, siete acusados miembros de un clan que se dedicaba a este negocio en A Doblada. Según los hechos que fueron reconocidos la matriarca, su mano derecha y el hijo se dedicaban a la venta de heroína y cocaína inicialmente.
Las deudas de la principal acusada obligó a cambiar el negocio hacia el hachís, que introducían en la cárcel aprovechando las visitas de un sobrino y apoyados por el resto de acusados. El tribunal aplicó la agravante de reincidencia para la líder y la atenuante de dilaciones indebidas para todos, ya que los hechos se remontaban a 2016. Fueron condenados a penas entre seis meses y dos años de cárcel.
