Las depuradoras ven variantes de covid antes que el hospital

Las aguas residuales permitieron adelantar la evolución de las olas de la pandemia.
photo_camera Las aguas residuales permitieron adelantar la evolución de las olas de la pandemia.
Los autores del estudio plantearon a las autoridades continuar con esta monitorización que permitiría seguir el virus incluso “por barrios” y anticiparse al aumento de incidencia

Las aguas residuales y los basureros demostraron ser una “herramienta valiosa” en la vigilancia del covid, porque concentran todo lo que sucede en una población humana y en el mundo animal y vegetal, como afirma el científico de Investigaciones Marinas (CSIC), Antonio Figueras. Un proyecto vigués realizado en estaciones de aguas residuales de toda Galicia permitió avanzar la presencia de las mutaciones del virus antes de que se detectase en pacientes y predecir la evolución que tendrían las sucesivas olas de la pandemia. El proyecto ya terminó, aunque los autores propusieron a las autoridades la posibilidad de continuar con esta vigilancia porque permitiría seguir el virus “incluso por barrios” y anticiparse a un posible aumento de la incidencia a la vuelta del verano.  

Se trata del proyecto Dimcovar, que se puso en marcha en mayo de 2020 y que sumó esfuerzos del Instituto de Investigación Marina, la Universidad de Vigo y la empresa Geseco en la búsqueda de una herramienta que sirviera para adelantarse a las sucesivas olas del covid y ayudase a proteger a la población. El equipo, que logró financiación del Fondo Supera Covid de la Crue-Santander, estaba formado por disciplinas dispares, desde virólogos a biólogos moleculares, ingenieros y matemáticos.

Sus hallazgos se trasladaron semanalmente tanto a Augas de Galicia como a la Consellería de Sanidade.

Los investigadores informaron de la presencia de mutaciones del virus que todavía no se habían descubierto en los pacientes. Los hospitales hicieron la secuenciación genómica de pacientes infectados para saber qué variante estaba atacando a la población en cada momento. Sin embargo, las aguas residuales se anticiparon no solo a la hora de informar de las mutaciones sino que también pronosticaron la evolución de la incidencia a nivel municipal.

Antonio Figueras opina que la Unión Europea debería obligar a todos los países a contar con un sistema de estas características para detectar patógenos emergentes en las aguas residuales y anticiparse a lo que finalmente acaba llegando a los hospitales.

Los resultados del proyecto se acaban de publicar en la revista “Science of the total Environment” y está firmado por el CSIC, la Universidad de Vigo, la empresa Geseco y el Centro de Investigación en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. La carga viral en la corriente de entrada a la depuradora se usó para detectar nuevos brotes y estos datos combinados con los proporcionados por el Sergas permitieron predecir la evolución en un horizonte de 7 días.

La vigilancia se centró en quince municipios que no tienen hospital

Los investigadores descartaron los municipios que tenían hospitales porque la presencia de estos centros sanitarios con enfermos covid ingresados podía introducir “un sesgo” en los resultados.

La vigilancia se llevó a cabo en quince depuradoras de aguas residuales. El proyecto incluía en principio once depuradoras de municipios de tamaño medio, de entre 2.000 y 23.000 habitantes: todas las del Val Miñor (Baiona, Nigrán y Gondomar), así como las estaciones de Cambados, Moraña, Porto do Son, Muros, Melide, Ares, Cedeira y Noia. Además, incluyeron cuatro plantas más a petición de las autoridades sanitarias para ayudar en el control de la pandemia: Pobra do Caramiñal, Betanzos, Burela y Viveiro.

El muestreo se realizó tanto en las depuradoras, con la recogida de una o dos muestras semanales, como en el punto de vertido en el medio marino. Con respecto a estos puntos, se recogieron cada dos semanas muestras de agua de mar, sedimento marino y bioindicadores de mejillón salvaje y de acuicultura. Los investigadores prestaron especial atención a la detección del virus en mejillones por “su extraordinaria capacidad de filtrado de agua”.

Uno de los resultados de esta investigación se refiere precisamente a la capacidad de las depuradoras de aguas residuales para eliminar patógenos. “Son muy eficaces”, confirma Antonio Figueras.

En su opinión, una de las lecciones de la pandemia es que debe mantenerse una vigilancia continua del virus y apunta que utilizar las aguas residuales permite rastrear además del covid la gripe con las distintas cepas que llegan en cada temporada así como otras enfermedades como la nueva hepatitis, entre otras. “Ahora se habla mucho de la medicina personalizada, este es un buen ejemplo de cómo se podía hacer una medicina mucho más ajustada a lo  que sucede en el territorio”.

A Figueras le tocó lidiar con otras emergencias como el “Prestige” o las vacas locas y lamenta a título personal que en España quede “poco registro” de la experiencia acumulada en la gestión de estas situaciones y que no exista una cultura de dación de cuentas como en otros países europeos.

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