R. FANDIÑO Y V.RODRÍGUEZ, autores de 'Ser adolescente: ¿Transición o destino?'

"Conductas propias de la adolescencia han pasado a colonizar la vida adulta"

Los autores, Vanessa Rodríguez y Ricardo Fandiño.
photo_camera Los autores, Vanessa Rodríguez y Ricardo Fandiño.

Ricardo Fandiño y Vanessa Rodríguez, dos de los mayores expertos de Galicia en la edad de la adolescencia, presentan mañana en Vigo su última obra conjunta, “Ser adolescente: ¿Transición o Destino?" (Editorial UOC, 2021). Será en el café Uf a las 20:00 horas.

 

¿De qué trata esta obra?

Ricardo (R): El lector encontrará un análisis de la adolescencia contemporánea desde una perspectiva psicológica. También un análisis de como conductas y actitudes que han sido siempre propias de la adolescencia como la impulsividad, la dificultad para mantener vínculos, la baja tolerancia a la frustración, la labilidad emocional o el predominio de los intereses relacionados con el ocio y el consumo inmediato, han pasado a colonizar la edad adulta.
Vanessa (V): Ponemos también el foco en el adulto, en lo que entra en juego en su papel como referente y guía en el acompañamiento de adolescentes. Hablar de adolescentes implica necesariamente hablar de adultos, ya que nuestro papel puede ser determinante en la construcción y desarrollo de la identidad. Esperamos que sea un libro que llegue a cualquier persona interesada por la salud emocional de los adolescentes y que pueda ser un texto que invite a la reflexión y a la búsqueda de otros saberes sobre la temática expuesta.

¿De qué trata el dilema transición o destino?

R: Actualmente somos más los adultos los que tomamos como referencia los modos de vida del adolescente, que los adolescentes los que quieren llegar a ser adultos. Por otra parte, el proceso que deben realizar los adolescentes para emanciparse y conseguir la autonomía propia de un adulto es cada vez más complejo. Son muchas las dificultades que se encuentran. Esto tiene importantes repercusiones para los más jóvenes ya que la adolescencia se puede convertir, no ya en una etapa de transición, como se ha entendido tradicionalmente, sino en un destino.
V: Tal como indica Ricardo, la adolescencia ha pasado de ser una etapa de transición para ser la etapa de deseabilidad social por excelencia. En los últimos años, la adolescencia ha ido colonizando y expandiendo sus características, cada vez en más usual observar conductas propias de la adolescencia en la infancia y en la adultez. Si los adolescentes tienen ante sí adultos que permanecen en los modos propios de la adolescencia ¿no les estamos de alguna manera obstaculizando el propio desarrollo?

¿Cuáles son las características de la edad? ¿Han cambiado?

R: La adolescencia se sigue caracterizando por un importante predominio de lo social, por tener que asumir los cambios corporales y el duelo de la infancia, así como por la ambivalencia con el mundo adulto. Pero hay otros aspectos novedosos, por ejemplo: La emergencia de la digitalización de su vida cotidiana, hasta constituirse en auténticos sujetos cyborg, los cambios en las características y funcionalidad de las familias, la emergencia del feminismo y la diversidad sexual que determinan la constitución de nuevas identidades, la centralidad social que ocupan en nuestro entorno sociocultural.
V: Algo que también es novedoso es la ambivalencia con la que se posiciona ante ellos el mundo adulto. Por una parte, se imitan sus modos, estilos de vida e incluso de vestir. Por otro lado, se les devuelve una mirada estigmatizante, en la que lo que ellos hacen, crean o piensan no tiene valor. Desde aquí, puede ser difícil entender que es lo que se espera de sí mismos.

¿Cómo pueden ayudar los padres?

R: Los padres tienen que ejercer de adultos. Esto es, asumir el lugar de referencia y entender que en la lógica de la relación entre hijos adolescentes y figuras parentales está implícito un conflicto que forma parte del proceso de maduración. Además, es necesario reivindicar la presencia y la conversación. Las figuras parentales deben dar a los hijos adolescentes un testimonio de una vida adulta posible y deseable, por más que tenga limitaciones y dificultades.
V: Es importante no adentrarse en esta etapa desde el estigma y el miedo de que será un momento problemático, sino complejo, como decíamos anteriormente. La adolescencia brinda la oportunidad de generar otras dinámicas familiares, ahora se trata mucho como dice Ricardo de conversar y esto implica escucharlos y respetar y validar sus puntos de vista. Desde luego, si lo que les devolvemos continuamente que lo que dicen no tiene valor ¿para qué van a querer hablar con nosotros?

¿Qué es lo más difícil? 

R: Es difícil asumir que los adolescentes ya no son niños/as y que están haciendo un camino propio que les llevará, si todo va bien, a alejarse de nosotros para adentrarse en su propio proyecto de vida. Cuando los adolescentes se enfrentan a los adultos están intentando hacer una declaración de independencia. Es necesario que sea así, que esa tensión intergeneracional sexista, pero también es fundamental que los progenitores tengan la capacidad de poner límites y enseñen a los adolescentes a asumir la frustración de que “no todo es posible”.
V: Se trataría de ser consistentes ante ellos, poner límites cuando toca pero también ir dejándolos conquistar espacios de mayor libertad y también responsabilidad, permitiendo que el error forme parte de su propio aprendizaje, pues si no lo permitimos se enfrentan a un ideal imposible de alcanzar.

¿Cuáles son los riesgos si no se gestiona como es debido?

R: El riesgo es que no maduren, que su desarrollo psicosocial se vea limitado y que no sean capaces de interpretar y asumir las dificultades de la vida cotidiana, que se hagan excesivamente dependientes, parasitarios, y abandonen la esperanza de tener una adultez en la que desarrollar su creatividad y madurez.
V: la visión de un futuro poco esperanzador es uno de los mayores riesgos y, desde el mundo adulto no paran de llegarles mensajes de que su futuro será peor. Nosotros creemos firmemente en la creatividad y fuerza de esta generación. Su futuro será distinto, pero esto no implica que sea peor.

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