Caso Déborah: el análisis de su teléfono móvil sigue pendiente un año después
La hermana de la joven de Alcabre asegura que “nos exaltamos con el hallazgo de un cadáver en O Porriño, sabiendo que el asesino de mi hermana está suelto”
El hallazgo delcadáver de una vecina de Vigo detrás de un contenedor en O Porriño, hace días, ha removido a la familia de Déborah Fernández, la joven cuyo cuerpo apareció en una cuneta en O Rosal en 2002. “Esta noticia nos ha exaltado, al ser un crimen con ciertas similitudes y sabiendo que el asesino de mi hermana está suelto”, comenta Rosa Fernández, hermana de Déborah.
La familia, que había pedido el archivo de la causa en julio, sigue sufriendo por el estado de la causa judicial, cuando se cumple un año desde que el juzgado decidió que era necesario analizar el teléfono móvil atribuido a Déborah.
Fue a finales de 2022 cuando Instrucción 2 de Tui acordaba así prorrogar la investigación para llevar a cabo el examen de la terminal, que se había encontrado de forma casual unos meses antes en la Comisaría de Canillas en Madrid, y el del disco duro del ordenador.
La orden de revisar dicho teléfono, que apareció sin tarjeta SIM, fue acordada en resolución judicial el 9 de enero y encargada a la Unidad Central de Ciberdelincuencia de la Comisaría General de la Policía Judicial.
Sin embargo, a día de hoy, esta diligencia sigue sin llevarse a cabo. De hecho, en octubre el juzgado volvió a reiterar a dicha unidad para que realizara con la mayor brevedad posible el estudio del teléfono y de informar de cualquier incidencia que pudiera producirse.
Los técnicos del laboratorio de Lazarus Technology que realizaron pruebas con prototipos similares advirtieron de que no había forma de obtener información alguna al carecer de tarjeta SIM, sin embargo, el juzgado está a la espera de que la unidad policial lleve a cabo su análisis propio.
Para los abogados de la familia, que alertaban en su día de que la causa se dejaría morir, que haya pasado un año sin que se haya realizado esta diligencia no es más “que una tomadura de pelo y una burla para la familia”, aseguraba el letrado Ramón Pérez Amoedo.
El retraso en las diligencias también afecta al exnovio de la joven, que alarga su imputación en el tiempo al no haber ningún paso hacia adelante, porque también queda pendiente por realizar la nueva prueba de ADN solicitada hace meses, a la que renunció la acusación particular, y a la que la defensa del investigado accedió.
Déborah apareció muerta en una cuneta, a kilómetros de su casa y desnuda. Aunque ya pasaron 21 años desde este crimen, la familia no olvida y se sobresalta antes las noticias de hallazgos de mujeres muertas supuestamente arrojadas junto a la carretera, como los casos de Rocío, en julio pasado en un monte de Beade, y recientemente Judith, en O Porriño. En el primer caso, la Policía cerró la investigación criminal al confirmarse la muerte por exceso de tóxicos, aunque tiene claro que alguien trasladó el cuerpo al lugar donde apareció, cerca del vial de la Universidad. En cuanto a Judith, la Guardia Civil trabaja sin descanso en la investigación para dar con el posible autor del asesinato por asfixia. Ninguno de los tres casos tiene vinculación.
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