Las calles imposibles de Vigo

La Rúa do Bote, considerada la más pequeña y estrecha de la ciudad, superando a la Rúa Funil, también en el Casco Vello.
photo_camera La Rúa do Bote, considerada la más pequeña y estrecha de la ciudad, superando a la Rúa Funil, también en el Casco Vello.

En el barrio histórico se encuentran las rúas más cortas y estrechas de toda la ciudad, incluso de menos de quince metros de longitud, pero todas ellas están habitadas e incluso cuentan con pisos turísticos

La calle más corta y estrecha de Vigo se encuentra, como era previsible, en el barrio antiguo y es un récord absoluto: apenas cuenta unos diez metros de longitud y un solo número y además no alcanza los dos metros de ancho. Pero no se puede considerar un callejón y está plenamente incluida en el callejero vigués y en el registro del Consorcio Casco Vello (CCVV), donde aparece así reflejada como “la más corta y estrecha, quizá de todo Vigo”.

Se trata de la Rúa do Bote, cuyo nombre hay que vincular con el pasado marítimo del barrio. Une dos zonas cargadas de historia local: Poboadores con la plaza del Peñasco, una de las más “enxebres” y escondidas de toda la ciudad, en las inmediaciones del Berbés. Hay que recordar que hace un siglo el mar llegaba hasta los soportales, donde se guardaban embarcaciones, así que cabe pensar que también se refugiaban algunos metros más arriba. No obstante, el CCVV desconoce el origen del topónimo de una calle que ni siquiera figura en el archivo de Google Maps de tan corta que es. La Rúa do Bote supera así a la que se creía que podría ostentar la marca de corta y estrecha, la cercana Rúa do Funil, cuyo nombre (“embudo”, en castellano) ya da una idea de cuáles son sus características. 

 

 

El Funil vigués une la Travesía de la Esperanza (vecina de la Rúa Chao) con Méndez Núñez y tiene unos 15 metros de longitud y tres de ancho. En esta reducida vía urbana se encuentran dos edificios numerados, siendo uno de ellos quizá el de mayor historia de todo Vigo y que merece figurar incluso en la historia de Europa. Se trata de la Casa del Francés, donde tuvo su cuartel general el comandante Chalot durante la ocupación entre enero y marzo de 1809.

En la misma vivienda, hoy reconvertida en espacio para pisos turísticos, se firmó la entrega de la plaza tras la toma por Pablo Morillo y Cachamuiña el 28 de marzo de 1809. Fue un acto trascendente: la primera vez que las tropas de Napoleón aceptaban rendirse ante el enemigo en todo el mundo. Todavía pasarían varios años hasta que el emperador corso cayera definitivamente en Waterloo.

Pero mucho antes sus tropas fueron derrotadas en Vigo, entonces villa que a consecuencia de ello logró el título de ciudad Leal y Valerosa. Chalot, en cambio, sufrió en sus carnes la entrega de la plaza y fue acusado de haberse comportado de forma poco decorosa. El propio Napoleón preguntó al ministro de la Guerra de las razones que llevaron al Comandante de Vigo a "rendirse cobardemente. ¿De qué cuerpo es este líder de escuadrón?”, escribió el 15 de mayo de 1809, mes y medio después de la Reconquista. 

En el ranking de calles cortas hay que colocar en la tercera posición Poeta Carlos Oroza, antes denominada Travesía de Príncipe, que cuenta con un solo número, y que apenas alcanza los 15 metros de longitud. Al contrario que Bote y Funil, se trata de un vial ancho y nada escondido, ya que comunica Príncipe con Policarpo Sanz. El nombre de Oroza se le otorgó tras el fallecimiento del autor de “Évame”, y parece un lugar adecuado en el callejero, ya que era un habitual en sus paseos de Príncipe.

La calle Poeta Carlos Oroza, otra muy corta, aunque ancha.
La calle Poeta Carlos Oroza, otra muy corta, aunque ancha.

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