Con más ramas de olivo que palmas, la bendición de los Ramos tuvo lugar en Porta do Sol ante numerosos fieles, pero sin tanta afluencia como en años anteriores. En la procesión familiar por excelencia, distintas generaciones esperaron por la imagen en la plaza del Sireno donde el bispo, Luis Quintero Fiuza, procedió a bendecir los ramos en alto en presencia de La Borriquita, de la Cofradía de Nuestro Señor Jesús del Silencio. Los problemas con la megafonía impidió que la mitad del aforo escuchase las palabras de monseñor. Se inauguraron así las procesiones de esta Semana Santa.
La imagen hizo su entrada por Príncipe, media hora después de su salida de María Auxiliadora. Por primera vez fue llevada por siete integrantes de la sección juvenil de la Cofradía, que aseguran el relevo generacional. “Estamos muy ilusionados, este es un compromiso para toda la vida”, afirmó Lucía, la única chica del grupo y la benjamina. Voluntarios del Cuerpo Nacional de la Policía acompañaron el paso, custodiando a La Borriquita.
En la comitiva inicial se animaron menos fieles a hacer la procesión completa, pero a lo largo del recorrido por Ronda de Don Bosco y por Príncipe, se fueron sumando devotos. Abrió el paso la cruz procesional, flanqueada por dos niños ataviados de nazarenos, una costumbre recuperada hace pocos años. Los estandartes y la percusión de la hermandad precedió a la cofradía peruana del Nuestro Señor de los Milagros, que cumplió 20 años desde su fundación en Vigo y diez participando en la Semana Santa. Se conmemoró así la entrada de Jesús en Jerusalén para celebrar la Pascua, montado en un burro y siendo recibido con ramas de olivo.
Pese a tratarse de una procesión familiar, la solemnidad dominó el momento. Los tambores de los cofrades y las gaitas de la banda Arume de Beade marcaron el ritmo con marchas procesionales y coordinándose en todo momento.
Entre los que esperaban la llegada de La Borriquita había muchos niños y varias generaciones que cumplían con una cita familiar. En su mayoría, ataviados con ropa y calzado nuevo, según manda la tradición.
Junto al obispo y al párroco de María Auxiliadora, Jesús Vivanco, conformó la representación religiosa el coordinador de la Semana Santa, Carlos Borrás, y el presidente de la Cofradía del Silencio, Guillermo Carballido. Mandos de la Guardia Civil y del Cuerpo de Policía Nacional en Vigo participaron en la ceremonia.
Como representantes de la sociedad civil acudieron el alcalde Abel Caballero, que se sumó en Porta do Sol; los concejales del gobierno, Ángel Rivas y Carlos López Font; la delegada territorial de la Xunta, Ana Ortiz y Luisa Sánchez, vicepresidenta de la Diputación, acompañadas por miembros del Partido Popular como los ediles Miguel Martín e Irene Garrido. Participaron en la misa solemne que se oficio antes de la procesión en María Auxiliadora. El Bloque Nacionalista Galego, la tercera fuerza con representación en la corporación, envió un comunicado en el que criticaba la presencia institucional en eventos religiosos, así como que se otorgue subvenciones públicas a las procesiones, pidiendo un informe de las partidas presupuestarias otorgadas a la diócesis. La agrupación nacionalista afirma que si bien respeta la libertad de creencias, también exige que se respete el carácter aconfesional de las instituciones públicas.
Las siguientes procesiones serán el Jueves Santo, el Narazareno, a las 19 horas, en Teis y la del Silencio, a las 20 horas, en el centro (desde el Sagrado Corazón).
