Aniversario del Consorcio Zona Franca

De Areal a Areal: un repaso por los 75 años de Zona Franca en Vigo

El primer almacén de Zona Franca en el muelle Transversal, en Areal, en los años cuarenta.
photo_camera El primer almacén de Zona Franca en el muelle Transversal, en Areal, en los años cuarenta.
Desde 1947, mucho ha cambiado la ciudad, también la institución

El Consorcio Zona Franca de Vigo (CZF) cumplió este sábado 2 de julio los primeros 75 años desde su primer pleno, el que supuso la puesta en marcha de una institución clave para la ciudad y su área, que lo es ahora como lo fue en 1947, cuando echó a andar. Es cierto que nada tiene que ver el Vigo -ni España, ni Europa, ni el mundo- de 1947 con el de 2022 ni siquiera son iguales los fines de CZF: nació como una institución empeñada en fomentar el comercio internacional en un país que entonces vivía en la autarquía obligada por ser un Estado señalado por su relación con el Eje, y con los años se transformó -sobre todo tras la entrada en la UE- en una agencia de desarrollo comarcal. En este tiempo Zona Franca ha evolucionado, cambiado varias veces de sede e incluso ha sido capaz de organizar conciertos y gestionar un museo, pero curiosamente ha hecho un giro completo en su emplazamiento: nació en Areal y a Areal ha vuelto su sede. 

La estabilidad al frente de CZF. En 75 años solo ha habido siete delegados, aunque la tendencia acelera. En el siglo XXI suman cinco, de ellos uno, Francisco López Peña, en dos períodos. Los estatutos contemplaban el control por el Estado -que designa al delegado, el director- y la participación de la sociedad viguesa a través del pleno, que se reúne dos o tres veces al año, con el alcalde de Vigo como presidente de la sesión, pero sin carácter ejecutivo.  El más duradero fue el primero, Rafael Portanet, quien permaneció en el cargo 30 años, desde 1947 a 1977. Fue también durante un tiempo alcalde y delegado, el único con ambos cargos. Los estatutos se modificaron a continuación para prohibir ostentar ambas responsabilidades.

Cuatro sedes. En estos 75 años, Zona Franca ha mudado cuatro veces de sede, comenzando en el puerto, con una nave en el muelle Transversal, en Areal. Luego llegaría la mudanza al polígono de Balaídos, y más tarde, a inicios de los noventa, la sede de Bouzas, la de mayor capacidad y superficie, con un parque empresarial anexo. El último cambio ha sido ahora, para volver donde al principio,  a Areal, en este caso al edificio histórico que ha acogido desde el Gobierno militar hasta el Rectorado, pasando por la Alcaldía. 

Lo más raro de Zona Franca. El récord lo tiene el Museo del Mar. ¿Por qué una institución encargada de promoción empresarial llegó a gestionar un espacio cultural? Era como si el Museo del Prado tuviera un polígono industrial. La explicación es compleja. Zona Franca logró fondos europeos para rehabilitar la Estación Marítima como un espacio de ocio dentro de Abrir Vigo al Mar. Pero el Puerto se negó finalmente a su cesión. Entonces, con el dinero en la mano, se planteó la posibilidad de utilizarlo en terminar el museo de Alcabre. Europa dio su visto bueno y así terminó en manos del consorcio hasta su cesión a la Xunta años más tarde.

El camino de la autarquía al despegue económico

El origen. Como explicaba a los universitarios vigueses Francisco López Peña, el único que ha sido delegado del Estado en dos ocasiones (en el siglo XX y el XXI, entre 1989 y 1996 y entre  2004 y 2008), la creación de la Zona Franca se vincula con la situación de España en 1947, que se encontraba en plena autarquía y el cierre económico era absoluto. "Prohibir las importaciones había sido un error radical, pues lejos de proteger la industria del país, encarecía los procesos industriales e impedía a la economía especializarse y hacerse competitiva. La Zona Franca, sin embargo, permitía la instalación de empresas que aprovechasen las ventajas de importaciones más baratas y las facilidades a la exportación. Fue un paso importante para la ciudad, una ventaja comparativa que hizo posible su despegue económico”, explicó López Peña.

De Alcabre a Bouzas. Cuando Zona Franca nació se planteó una planificación urbanística radical para expandir su territorio que pasaba por destruir las playas de Alcabre y construir en su lugar un puerto propio de unos 650.000 metros. La idea estuvo cerca de iniciarse, pero finalmente se descartó al plantearse el desarrollo del polígono de Balaídos, donde se instalaría Citroën, que hasta ese momento se encontraba en unas instalaciones precarias en lo que hoy son las Avenidas, ante el Náutico. Años más tarde, en colaboración con el Puerto, pondría en marcha la construcción de la plataforma de Bouzas, que daría servicio a Zona Franca -como sede y parque- y sobre todo a la terminal marítima, como base para el movimiento de vehículos de exportación e importación.

Motos para el estreno, Supertramp en las bodas de oro

Circuitos y conciertos. El 17 de agosto de 1967, Zona Franca organizaba el Gran Premio de Moto Ciudad de Vigo para inaugurar la avenida de Portanet, luego de Citroën, uno de los hecho más singulares de la historia del consorcio. Otro incluso más llamativo: en la noche de San Juan de 1997 el grupo Supertramp actuaba en Samil en un recinto acotado para conmemorar el medio siglo de CZF. El líder de la banda, Rick Davies, preguntó qué era Zona Franca.

La  ETEA. Con el inicio del siglo, el Ministerio de Defensa decidió echar el cierre a la ETEA, la base naval creada en 1916. Zona Franca pagó 30 millones de euros por las instalaciones, de 11.500 metros y con varios edificios en buenas condiciones, con la idea de convertirlas en una zona  de desarrollo y ocio para Vigo. El plan nunca se ejecutó y la escuela acabó en manos de la Xunta y el Concello para desasarrollar un entorno científico y marítimo, aunque abierto a la ciudadanía. Todavía sigue pendiente.

Gorros de baño. Las empresas instaladas en Zona Franca no solo se han dedicado a la automoción. Hubo fábricas de porcelana y lo más curioso una compañía alemana, KGF, que durante cinco años facturaba gorros de baño en régimen franco de cara a la exportación.

Abrir Vigo al Mar. El proyecto más famoso de Zona Franca, con el túnel y el centro A Laxe como sus hitos, al lado de los jardines y las Avenidas.  

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