Adolfo Suárez en Vigo presentando nuevos proyectos

En Vigo volvimos a ver a un Suárez ilusionado con su nuevo proyecto, tan alejado de la jaula de grillos en que acabara la UCD

Adolfo Suárez en la Asociación de la Prensa de Vigo.
Adolfo Suárez en la Asociación de la Prensa de Vigo.

Siento una marcada simpatía personal por Adolfo Suárez a quien tuve ocasión de tratar por dos veces, cuando vino a Vigo, tras cesar como presidente del Gobierno, y fue huésped de la Asociación de la Prensa, ya cuando promocionada en CDS, uno de cuyos miembros destacados era Gerardo González Martín, y en un acto de partido. Creo que fue un hombre decente que salió de la Moncloa con lo mismo que entrara. España le debe mucho, sin duda, como reconocen hasta quienes se hallaban en otra orilla de sus ideas. Había estudiado Derecho en Salamanca y desarrolló una rápida carrera política dentro del último franquismo, protegido por Fernando Herrero Tejedor, su tutor que lo proveyó de diversos cargos en su etapa inicial.

En Vigo volvimos a ver a un Suárez ilusionado con su nuevo proyecto, tan alejado de la jaula de grillos en que acabara la UCD para ocupar un espacio de centro que sigue siendo necesario en la política española. Francamente, caía bien a todo el mundo y saluda, dando la mano, con marcada sencillez y cordialidad. Lo tuvimos como invitado en los locales de la Asociación de la Prensa para hablarnos del CDS, acompañado por diversos vigueses que compartían con él el propósito de reconstruir el centro y superar la jaula de grillos y deslealtades en que acabó la UCD. Recuerdo que en “Las siete torres” se celebró una cena multitudinaria en un ambiente de grandes esperanzas.

Como se recordará, sugerido por Torcuato Fernández Miranda, fue nombrado presidente del Gobierno por el rey Juan Carlos I en 1976. Con frecuencia se le echaba en cara su pasado falangista, que él llevaba de modo discreto. En 1969 fuera designado director general de Radiodifusión y Televisión, donde ya había desempeñado otros cargos entre 1964 y 1968; permaneció en este cargo hasta 1973. El 11 de diciembre de 1975, entró en el primer gabinete de Arias Navarro formado tras la muerte de Franco. Por sugerencia de Torcuato Fernández-Miranda, Adolfo Suárez fue nombrado ministro-secretario general del Movimiento. Fue elegido presidente bajo la coalición Unión de Centro Democrático (UCD) en las elecciones generales de 1977, convirtiéndose en el primer presidente del gobierno del nuevo período democrático español, cargo que ocuparía durante las legislaturas constituyente y primera. En 1981 presentó su dimisión como presidente del Gobierno por el desmantelamiento de la UCD. Tras su dimisión, creó junto a otros dirigentes de UCD el partido Centro Democrático y Social (CDS) y fue elegido diputado en Cortes, hasta que abandonó la política en 1991. Se retiró de la vida pública desde 2003 por haber sido diagnosticado con Alzheimer. Falleció en 2014 a causa de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Tras su fallecimiento, le fue concedido el collar de la Orden de Carlos III y se modificó el nombre del aeropuerto de Madrid-Barajas en su honor.

Era, en el trato personal, un hombre sencillo y agradable, y muy discreto. Pese a lo mucho que le debía a la propia consolidación de la monarquía, Juan Carlos llegó a hablar mal de él. El 10 de enero de 2021, gracias al diario monárquico ABC nos enterábamos de lo que Juan Carlos pensaba de sus presidentes de Gobierno, pero su testimonio es especialmente ingrato con Suárez, que fue elemento esencial para que la monarquía creada por Franco pudiera ser aceptada por los españoles, una vez adecuadamente adaptada. Suárez evitó convocar, como tantas fuerzas democráticas exigían, someter la Corona a un referéndum previo sobre la forma de jefatura del Estado. Según ABC, en los años en los que Emilio Alonso Manglano fue director de la Inteligencia española entre 1981 y 1995, el Rey Juan Carlos compartió con él reflexiones, secretos y valoraciones. En la Zarzuela preocupaba la posición de Adolfo Suárez. Antes del intento de golpe de Estado del 23-F esa relación se quebró. Dice Manglano que el rey opinaba de Suárez que “A medida que ganaba elecciones me hacía menos caso. Hacía [Suárez] de jefe de Estado”.

Dice Juan Carlos que Suárez no era nada puntual y llegaba tarde a las reuniones y afirma: «Nada de puntualidad. Llegaba siempre tarde. Un día me llamó por teléfono: 'Estoy con los diputados vascos, me piden que aplace la audiencia». La revelación de que Suárez no se atrevió a convocar un referéndum previo a la Constitución, cuyo resultado hubiera confirmado o liquidado la monarquía, se produjo en unas declaraciones que el mismo hizo a la cronista de la Transición Victoria Prego. Cuando vino a Vigo todavía no lo sabíamos, y le hubiéramos preguntado por ello.

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